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- ¿Que? Joder Luzu, que cosas dices antes de follar.

- En verdad pasó, quería decírtelo. - Dijo el alfa con frustración, alejándose lentamente del cuerpo del omega y pasando sus manos por su rostro, mostrando furia. Claramente Borja quería seguir con aquello, estaba a punto de poder adueñarse del cuerpo de Raúl por completo, escucharlo gemir de placer, pero no podía, no sin antes decirle las cosas al omega. - ¿Podemos hablar?

- Joder... - Raúl no podía creer lo que el alfa le había dicho. El omega parecía asustado, estaba mirando a un punto fijo, pensando profundamente.

- Vale, ya lo sabes, ¿puedo follarte? - Dijo Borja sonriéndole coqueto al omega, quien lo miró con lo que parecía ser enojo. El omega tomó una almohada entre sus manos y comenzó a golpear al alfa con ella. - ¡Vale! ¡Entendí! - Se rindió Borja, tomando la almohada en sus manos después de algunos golpes, y dejándola a un costado de la cama.

- No puedo creerlo, no de Reborn.

- Me ha dicho que no te dijera, pero espero entiendas que-

- Gracias por decirme, Lu. - Interrumpió el omega, mirando al alfa frente a él con una dulce sonrisa enamorada. Raúl en verdad apreciaba que Borja estuviera tan preocupado por decirle al omega sobre Reborn, el omega sintió que podía confiar en el alfa, y que este no le guardaría secretos, al menos eso sentía. - Me hubiera enfadado si no lo
hacías. - Aun así, Raúl prefería no haber oído jamás aquello, agradecía que Borja se lo hubiera dicho, pero no que hubiera pasado. El omega ahora tenía una visión tan distinta de Reborn, probablemente el día en el que el omega fue a casa de Reborn específicamente para pedirle perdón, Reborn ya tenía pensado matar a Borja. Y como si el mundo estuviera jugando en contra de Raúl, el móvil del omega comenzó a sonar, una llamada de Reborn.
Borja vio el móvil y se encogió de hombros, no iba a decidir por Raúl esta vez. Raúl tomó su móvil, lo miró por un tiempo largo y decidió deslizar el botón para aceptar la llamada, inmediatamente el omega acercó su móvil a su oreja. Borja suspiró, se paró de la cama, salió de la habitación de Raúl para así dejar que hable las cosas con Reborn con tranquilidad. El alfa bajó las escaleras en dirección al piso de abajo, seguido a eso, fue a la sala de estar, se sentó en un sofá y decidió esperar.

- ¿Todo bien, querido? - Preguntó una voz femenina, Borja levantó su mirada y pudo ver a la madre de Raul, parada frente a el alfa mientras lo miraba preocupada. La mujer se sentó al lado de Borja, ya que había notado tristeza en el alfa. La mano de la mujer se posó sobre el hombro del alfa, consolándolo. Borja pensó en lo lindo que hubiera sido crecer con su madre siendo tan atenta y presente, tal vez en otro universo la madre de Borja si fue a verlo esa noche de su concurso de deletreo, el cual ganó, pero su madre jamás supo.

- Son solo problemas generales, ya sabe, no es importante. - Habló Borja, forzando una sonrisa deprimida en su rostro mientras miraba a la omega sentada a su lado, la madre de Raúl negó con la cabeza y tomó las manos del alfa entre sus manos.

- Todo lo que te afecte emocionalmente es importante, puedes decirme las cosas, será nuestro secreto. - Dijo la mujer en un tono dulce y amable, que hizo a Borja sonreír. La madre de Raúl aún no terminaba de procesar que su hijo estuviera saliendo con Borja Luzurriaga, uno de los hombres más conocidos y hermosos de toda España. Raúl nunca demostró signos de estar enamorado, al menos no frente a su madre. La mujer seguía curiosa por cómo se conocían y porque estaban saliendo, pero sabía que Raúl no le diría nada al respecto por la vergüenza que le daría.

- Bueno, Raúl tiene un amigo, se llama Reborn. - Y de un momento para otro, Borja le contó todo a la mujer. Como se sentía mal por Reborn y la situación por la que este estaba pasando,  como no sabía si había estado bien en decirle las cosas a Raúl o no, tal vez rompía aquella amistad que para ambos era tan importante y dulce. Borja también habló sobre cómo no sabía si proteger a Raúl o no, porque después de todo, no sabía que era lo que Raúl sentía por el alfa. Tal vez el omega no quería ser alguien protegido, porque el Raul que Borja conocía era un Raúl que era independiente, decidido, fuerte.
Pero frente a Borja, parecía un chico tan calmado y sumiso. La mujer escuchó, el alfa se abrió por completo en palabras que parecía querer soltar hace un tiempo largo, pero no había tenido con quien. Pero la omega aconsejó, ayudó y reconforto al alfa en todo momento. Borja se sintió tan querido por la mujer, que terminó hablando sobre la falta de su propia madre en su vida, y la madre de Raúl cada vez deprimía más por el alfa.

Bossy Boy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora