10

104 20 15
                                    

Desde aquel día donde Raúl y Samuel habían planeado molestar a Borja con su olor, el omega no pudo sacarse esa idea de la cabeza.

Raúl odiaba a Borja, lo detestaba, podría estar años y años criticando cada parte de el. Era alguien egoísta, mandón, agrandado, antipático, ignorante, despreciable...
Y probablemente para seguir la lista, Raúl tendría que buscar en google algunos adjetivos mas.

Raúl en realidad no creía que en verdad a Borja le hubiera gustado aquel olor tan dulce que el omega desprendía cuando se sentía emocionado y enamorado, pero tampoco creía que Samuel mentiría. O tal vez si, lo conocía hace dos días.

Después de aquella salida a la cafetería el Lunes, con su mejor amigo y con Samuel, Raúl se había ido más temprano al notar que estos estaban comenzando a coquetear entre sí, y Rubén comenzaba a desprender un olor enamorado y sumiso, tan dulce como la miel.
Pero antes de que pudiera marcharse, Samuel había detenido a Raúl, y le había dicho que lo esperaría mañana, en la recepción de la empresa.

Bien, pues ya era mañana, o mejor dicho, Martes. Un día en el que un 79% de las personas tienden a pasar mal, y Raúl no tenia muchas ganas de ser como ellas.

Primero, el omega se dirigió a la cafetería. Y como todos los días, vio al beta sonriéndole y comenzando a preparar su orden, sin Raúl haber pagado, o ni siquiera pedido, Raúl aún estaba en la fila. Raúl se dio cuenta de que no había llamado al beta finalmente, iba a hacerlo, pero luego vino Samuel y todo se lió un poco, y Raúl llegó a su casa tan candado que no contacto al omega.

Antes de que fuera su turno en la fila de pedir, el beta llamó su nombre, o bueno, el de su jefe. Raúl levantó la mirada, cruzando así la mirada con el beta, que ya tenía su orden lista en sus manos, sonriéndole. Raúl se sorprendió por completo y se acercó al beta enseguida, bajo la mirada de algunas personas que encontraban la situación sospechosa.

- Tio, ni siquiera he pedido aún. - Habló en un tono divertido el omega, mientras tomaba el café de su jefe entre sus manos. El beta solo sonrió y no dijo nada, causándole confusión a Raúl. -¿Como te llamas?

- Soy Guillermo - Dijo el beta, dejando su mirada solo y para Raúl, quien sonrió ante el nombre del beta y luego sacó el dinero necesario, extendiéndoselo con la misma sonrisa dulce que el beta le estaba dando.

- Es un gusto, Guillermo. - Y el omega se marchó, con el café en sus manos y sonriendo tan embobado como nunca.

Finalmente, después de un poco de caminata, Raúl llegó al gran edificio de MetaDesign, adentrándose en este buscando con la mirada a Samuel, y lo encontró, el alfa estaba apoyado sobre la bonita mesa de la recepción, hablando con Nieves. Raúl se acercó sonriéndole a ambos, cuidando el café en sus manos para no volver a chocarse con alguien, pues sería un desastre, y más frente a Samuel.

- Hueles igual que ayer en la oficina de Borja. - Comenzó a hablar Samuel, mientras se acercaba a Raúl, interesado. - Es el mismo aroma dulce e intenso. ¿Siempre que vuelves de esa cafetería hueles así?

- No lo sé, nunca me doy cuenta.

- ¿Es el chico de la cafeteria? - Preguntó Samuel, causando un rojo en las mejillas de Raúl y que el olor de este se hiciera más notable en todo el lugar.

- Si, el es genial.

- ¿Guillermo?

- ¿Lo conoces?

- Si, da igual, vamos.

Raúl se sorprendió ante la reacción tan automática y preocupada de Samuel cuando este se dio cuenta sobre Guillermo, quería preguntar, pero sabía que no estaba en la posición para ello, así que solo se quedó en silencio y siguió a Samuel hasta el elevador, con la cabeza baja. Una vez llegaron al piso de Borja, Raúl y Samuel salieron juntos de allí. Raúl no podía estar más nervioso, no quería hacer lo que estaba por hacer, odiaba a Borja, si, pero tenía miedo de que su reacción fuera demasiado violenta.

Bossy Boy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora