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Borja conducía su carro tranquilamente, escuchaba la música de la radio para no pensar demasiado en lo que había hecho, intentaba distraerse con cosas que veía, se concentraba sobre todo en el paisaje nocturno de la calle, en las pocas personas que habían allí y en las estrellas que comenzaban a verse. Pero, al alfa se le hacía imposible no pensar en las dos veces en las que besó al omega que estaba en cierta forma trabajando para el, en que lo besó dos veces sin pensar nada en ninguna de ellas, solo lo hizo, y se sentía terrible por haberlo hecho.

Raúl se veía bastante emocionado desde el primer beso que el alfa le dio, era como si aquel omega hubiera estado esperando ese beso toda su vida, y como le correspondía los besos al alfa y lo obedecía en todo lo que decía, demostraba que Raúl estaba sintiendo algo, algo que Borja tenía que eliminar por completo.

Esto era un error.

Ni siquiera sabía la edad exacta del omega, nunca se la había preguntado. ¿Que tal si Raúl tenía 17 años? Es decir, si fuera así, no estaría en la universidad, ni haciendo una pasantía en una empresa por 7 meses, pero la vida normalmente sorprendía a Borja con muchísimas cosas, no le extrañaría que Raúl fuera un chaval superdotado y adelantado por su increíble inteligencia. El alfa tenía 24 años, y si Raúl llegaba a ser menor de edad, su vida se derrumbaría, y no hacia falta mencionar que todos los medios lo sabrían.

Borja en verdad intentaba no pensar en porque besó a Raúl, pero el omega besaba tan bien, olía tan bien, era tan tierno.

El alfa seguía pensando en Alex, no dejaba de pensar en el y en cómo se lo diría, porque el no era uno de esos alfas que solo irían y besarían a cualquiera y no se lo dirían a su omega, no, Borja amaba a Alex, lo amaba muchísimo, y no permitirá que su matrimonio estuviera lleno de mentiras. Tenía que aclararse con el mismo, saber porque besó a Raúl, entender sus sentimientos.

Y solo Alex podía ayudarlo con eso.

Borja entró a su mansión lo más rápido que pudo, había sido un viaje no tan largo, pero lo suficientemente largo para que el alfa pensara todos sus errores y sus sentimientos, y supiera exactamente que le diría a Alex. La mansión de Borja era una de las mansiones más lujosas y grandes de toda España, era demasiado grande para sólo tener a Alex y a Borja viviendo allí, por eso, el alfa no sabía dónde encontrar al omega.

El alfa pasó por muchos cuartos de la mansión en busca de Alex, y Alex no parecía estar en ninguna parte.

Una vez llegó a la gran habitación que el y el omega compartían, se preocupó muchísimo al no ver al omega acostado en la cama matrimonial. Ya había visto casi todos los cuartos de la mansión y no había ni un solo rastro de Alex. El alfa estaba a punto de llamar a la policía, hasta que vio de reojo por la ventana de la gran habitación, donde se encontró a Alex, nadando en la gran y lujosa piscina de la mansión. La piscina tenía las luces prendidas, por eso, el agua se veía de un color rosado fuerte, que al parecer. tranquilizaba a Alex.

Borja suspiró con pleno alivio, sonrió unos segundos mientras miraba a Alex y decidió bajar, en dirección a la piscina, decidido a hablar con el omega. Una vez el alfa llegó cerca de la piscina, se acercó lentamente a donde Alex estaba, y al parecer, el omega había sentido al alfa allí, porque se volteó enseguida, sonriéndole.

- ¡A las horas que llegas, amor! - Dijo el omega con una sonrisa divertida en su rostro, dirigida solo y para su alfa. Finalmente, el omega salió de la piscina y se paró frente al alfa, estando el omega muy mojado - ¿Un abrazo? - El alfa sonrío divertido, y en un movimiento rápido, se sacó su saco, camisa y corbata, quedando solo con su pecho desnudo y unos pantalones que no le importaba mojar.

Bossy Boy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora