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Gakushū había insistido en ir a su casa en la tarde. Claro, él le dijo que no era necesario; ambos habían estado saliendo casualmente por algunos meses, pero aún no eran nada. No iba a involucrarlo en sus problemas personales, era vergonzoso hasta cierto punto.
Se puso una sudadera negra con capucha y salió de casa cuando las calles ya estaban desoladas y oscuras. La luna ya había vuelto a la normalidad; esa luna llena era lo único que iluminaba en la penumbra cuando el alambrado público no hacia bien su trabajo.
El aire todavía era muy fresco, a pesar de estar a unos días de entrar a la primavera. El viento soplaba fuerte y sacaba los rastros de las lágrimas que había estado derramando a lo largo del día.
La colina de la Clase E estaba cuidada, más de lo que recordaba. Ciertamente había recibido mensajes en el grupo que compartía con sus ex-compañeros; habían estado yendo en los últimos meses a limpiar el lugar. También había recibido un mensaje ese día, más temprano, sobre ir a visitar el aulario. Como era usual, agredeció y se excusó por no poder ir.
En realidad, no había tenido nada más que hacer en toda la tarde; había estado solo en casa, mirando la televisión sin poner atención, limpiando sus mejillas de vez en cuando cuando las lágrimas eran tantas que le nublaban la vista.
Caminó al lado de aquella piscina improvisada donde descubrieron que Koro-sensei le tenía miedo al agua; donde el plan de Terasaka salió mal y sus compañeros casi salen heridos en el proceso.
Suspiró. Parecía que cada maldito paso que daba, cada metro de esa montaña tenía una historia relacionada con aquel pulpo amarillo. Tal vez solo era su percepción, o la fecha.
El ambiente nocturno le recordó inmediatamente a aquella noche, un año antes. El aire era igual, la iluminación era igual, el sentimiento era... Muy parecido, también.
Cuando llegó arriba, se encontró con una valla rodeada por cinta policial al lado del letrero de clausura. Soltó una pequeña risa mientras la escalaba y saltaba al otro lado; definitivamente esa no era muy buena protección. Al menos no contra él o los demás ex-alumnos de la Clase E.
Inhaló y exhaló profundamente para poder alejar el sentimiento extraño que ya comenzaba a instalarse en su pecho.
Caminó un poco con la intención de llegar a la parte trasera del aulario, donde se encontraba aquel tronco torcido del cual se había lanzado su primer día de clases en tercer año, pero se frenó de golpe a la mitad del camino. No estaba listo para eso.
—No deberías estar aquí.
La voz ajena le sacó un pequeño jadeó cuando sintió unas manos en su hombro. Sin querer humillarse demasiado, fingió que la sangre no se le había ido hasta los pies y se dió la vuelta.
—¿Cómo...? ¿Cómo sabías que estaría aquí? —preguntó con sorpresa.
El contrario se encogió de hombros, llevando sus manos hasta los bolsillos de su pantalón.
—No lo sé, tal vez te conozco muy bien.
—Y... ¿Qué haces aquí? —metió sus manos al bolsillo de su sudadera, agachando la mirada con pena.
El contrario se llevó una mano a la nuca en modo pensativo, intentando idear una buena excusa.
—No creo que debas estar solo hoy, es todo.
—Jo~ Admite que me extrañabas —se burló en un intento de salvaguardar su dignidad—. Como te dije que no fueras a mi casa, me seguiste hasta aquí. Debo gustarte demasiado, Gakushū~
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Asakaru Week 2023
Hayran Kurgu¿Are you ready? 8 One-Shots, uno por cada día entre los cumpleaños de Akabane Karma (25/12) y Asano Gakushū (01/01) de Assassination Classroom <3