Capítulo 17: El malentendido

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Sonreí cuando sentí las manos libres.

Me habían quitado las esposas.

Todo había salido tal y como lo habíamos planeado.

—¿Qué? No, yo no hice eso. ¡Os estáis equivocando de persona!

—Tenemos pruebas que indican todo lo contrario, señor Moretti —dijo la agente Ricci.

—A quien debéis arrestar es a ella. ¡A Karla! ¡Ella lo ha sabido todo desde que empezó a trabajar en Nettox hace tres años!

Pedí al policía que se quedara quieto y me acerqué para ponerme frente a Leo.

—¿De verdad crees que eres el único que ha hecho un pacto con la policía? No eres tan inteligente, Leonardo. Puede que hayas matado a mi mejor amigo, y también puede que eso me hiciera cambiar, pero si hay algo que siempre seguirá igual, es el poder que ejerzo sobre ti. A partir de ahora, el que estará en la cárcel vas a ser tú, y yo seré la que esté afuera para observar cómo esas cuatro paredes te van consumiendo poco a poco.

Hice una pausa para acercarme aún más a él. Nuestros rostros estaban a menos de cinco centímetros de distancia.

—Ha sido muy poco creíble tu actuación de chico con dependencia emocional, Leo Moretti. Qué suerte que no te dediques a ello; no eres un buen actor. Aquel día, cuando se cumplía un año de la muerte de Bruno, me di cuenta de toda esta farsa. Y entonces decidí hablar con la policía. Ahí fue cuando les di todas las pruebas de cuando mataste a mi mejor amigo por celos. Los vídeos, las fotos, las grabaciones... Todo. Hay material suficiente como para que vivas el resto de tus días en prisión.

—Siempre supe que eras una zorra. No te mereces ni la mitad del amor que te di en nuestros cinco años de relación.

Solté una carcajada.

—Ay, Leo, Leo. Qué pena que por fuera seas tan guapo y por dentro tan gilipollas e inmaduro.

Eso le enfureció.

—Y tú eres tan puta.

Volví a reirme.

—¿Eso es lo único que vas a decirme? Con cada palabra que sale de tu boca, haces que me quede más claro lo que eres.

—Te odio —dijo entre dientes.

—Y yo te odio a ti, lo llevo haciendo desde que te tuve que ayudar a esconder el cadáver de mi mejor amigo.

Sonreía ampliamente.

Estaba enamorada de la situación.

—Bueno, supongo que este es nuestro final, Leonardo Moretti. Me alegro mucho de haberte conocido; gracias a ti me he convertido en quién soy: una mujer valiente y segura de sí misma.

—Vete a la mierda.

Y, sin más que añadir, les di la orden a los policías de que se lo llevaran a comisaría.


FIN 

Proyecto Mafia (versión corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora