Capítulo 8: La página

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Papá y mamá me habían dicho que estarían fuera, por lo que supe con anterioridad que no me los iba a encontrar.

—Quédate en el salón —le dije a Leo. —Por favor.

Me hizo caso.

Ya en el lavabo, conecté el secador a la corriente y apreté el botón de encendido.

Tras unos minutos, por fin estaba seco. Sin embargo, la tinta se había corrido en la mayoría de las páginas, haciéndolas ilegibles o muy difíciles de leer.

Con el diario en la mano, me senté en el sofá y nos pusimos a intentar leerlo.

—Esto es imposible —dije, rindiéndome.

Llevábamos más de la mitad de las hojas y no habíamos sido capaces de descifrar ni una sola palabra.

—Joder, joder. Todo se está yendo a la mierda. No debería haber pasado eso. Joder... —se frustró.

Me arrebató el objeto y empezó a pasar las páginas con efusividad. Parecía que estuviera buscando algo en concreto.

—Creo que sé qué pone aquí. Es un título.

Me incluné hacia él para poder leerlo, sin embargo, no logré entender nada de lo que ponía.

—¿Qué pone?

—"Efectos secundarios" —leyó.

—Debe referirse a los que experimentaba al ingerir aquellos medicamentos.

Volvió a dirigir la mirada al diario y comenzó a leer.

"Martes veintisiete de abril del 2020. Este primer mes he experimentado aumento de la presión arterial y taquicardia. Sábado seis de junio del 2020. Llevo unos meses muy malos. La taquicardia ha aumentado. He notado que sudo mucho últimamente y tengo temblores. A veces me mareo." —Entre las páginas, buscó algo más de información. —En ningún lado pone qué se tomaba.

—Es como si hubiera querido mantenerlo en secreto —deduje.

—Como si supiera que alguien iba a leer el diario y, por esa razón, no quiso poner ese dato.

—Exacto.

Continuó leyendo.

"Mi mujer dice que me nota más agresivo y desorientado. Yo no he notado ningún cambio en mi comportamiento. A veces siento que ella me espía, que me persigue y que sabe cosas que no debería saber. Y me da miedo que sea verdad."

Lo siguiente que leyó lo paralizó.

—¿Qué pasa? —me alarmé.

—No, nada.

Y pasó de página.

—Leo, ¿qué pone?

—No, nada, de verdad. Nada relevante.

Le quité el cuaderno e intenté leer. De nuevo, me fue imposible.

—Leo, no te lo voy a repetir otra vez. ¿Qué coño pone?

Le volví a dar el diario.

Tragó saliva antes de leer.

"Le pregunté a Lorenzo y Sofía cómo se encontraba Francesca. Ella también está comportándose de la misma manera, así que supongo que serán otros efectos secundarios de los medicamentos que tomamos."

Nos quedamos en silencio.

Ambos sabíamos lo que aquello significaba.

—Mi prima va a morir.

Proyecto Mafia (versión corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora