Capítulo 12: Los creadores

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Estábamos en su casa, ya que yo vivía con mis padres y no se podían enterar de lo que hacíamos.

Si había algo que habíamos entendido, era que los medicamentos que llevaba tres años tomando Caputo, eran los mismos que su propia empresa estaba desarrollando y había desarrollado.

Sfumara, Sagretex, Ambruflex y Narcodor.

A lo largo de los meses, según las anotaciones en el diario que pudimos leer, su mujer había estado notando cambios en su bienestar y en su comportamiento. Por lo tanto, podríamos decir que, después de bastante tiempo tomándolos, los fármacos también funcionaban en adultos.

Al estar los niños en pleno crecimiento, no era un secreto que en ellos actuarían más rápido.

—Tenemos que hablar con Paolo —dije. —Él es el nuevo jefe, debe saber que está controlando a una mafia.

Leo no se mostró de acuerdo.

—No creo que sea buena idea, Karla. Además... Fiore fue amigo de Valentino, es posible que ya lo sepa.

Fruncí el ceño.

—¿Cómo lo sabes?

—No lo sé, pero es probable que se lo dijera en algún momento.

—¿Estás queriendo decir que Paolo quiere ser parte de esto?

Se encogió de hombros y yo relajé los músculos del rostro.

—Puede. Debe haber un motivo por el que ambos quieren o querían pertenecer a una mafia.

Miré el diario, que estaba entre las manos de Leo.

—Sigue leyendo.

—¿El qué?

—No sé, algo. Ahí debe haber algo importante. Tú eres el único que entiende la letra de Caputo. Lee.

—Pero... Karla, la tinta está corrida, no voy a po...

—¿Cómo has podido leer antes, entonces?

Se quedó en silencio.

—Leo, responde.

—No sé, sólo he podido.

Enarqué una ceja y me crucé de brazos.

—¿Sólo has podido? Ya. Vale.

Le arrebaté el diario de las manos y busqué entre sus páginas alguna que se pudiera leer de forma fácil.

Hasta que di con ellas.

—Mira, estas hojas no se mojaron mucho, son legibles.

—Eh... Karla, ¿y si dejamos el diario un rato?

Le miré con desconfianza.

—¿Por qué?

No dijo nada.

—Leo, ¿pasa algo?

Tragó saliva.

—Es... No, nada. Lee.

Devolví mi mirada al cuaderno lentamente.

Para mi sorpresa, la letra de esas páginas no era muy desordenada, por lo que se me hizo sencillo poder leer.

"Hoy es el cumpleaños número cinco de Francesca. Llevamos cinco años experimentando con ella, cómo pasa el tiempo, ¿no? Parece que fue ayer cuando Sofia me dio la noticia de que el plan estaba yendo genial, que estaba embarazada. " —Miré a Leo. — ¿El plan?

Se volvió a encoger de hombros, a la vez que volvía a tragar saliva.

"De hecho, parece que fue la semana pasada el día en que nos conocimos, gracias a aquella otra mafia. Desde que me echaron por lo de mi hijo y su novia, ellos decidieron irse conmigo. Fue así como decidimos crear Nettox. Yo contraté a mi hijo, y él se encargó de que su novia también formara parte de esto. "

Dejé de leer en voz alta. Es más, dejé de leer.

—Karla, yo...

—¿Valentino tenía un hijo?

—¿Qué? —se sorprendió. —Ah, sí. Eso parece.

Se rascó la nuca, nervioso.

Mis ojos azules penetraron los suyos verdes.

Me había estado ocultando algo.

Y yo ya lo había descubierto. 

Proyecto Mafia (versión corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora