ㅡ ¿Problemas con tu padre de nuevo?.
Max observó a Daniel acercarse a él, en estos días el silencio era un gran refugio para no condenarse y sentirse culpable por su pobre y mala carrera. El fin de semana y su comienzo fue caótico para toda su persona, quizás un P2 era algo que conformaría a cualquiera, pero justamente no estábamos hablando de cualquiera en estos instantes, era Max Verstappen.
Su molestia sobresalía de su propio razonamiento, sabía perfectamente lo que sucedería, eso solamente significaba algo más doloroso y difícil de comprender, pero quizás Daniel Ricciardo no era él indicado para sentarse a su lado y tratar los problemas estúpidos que tenía con su padre, durante todos los días de las carreras no era sorpresa verlos discutir y golpearse. Para Max era nuevo todo aquello, el hecho de poder defenderse e igualmente recibir tantos golpes como su padre quisiese, ya no era una sorpresa verlos en rutina, él neerlandés le gustaba denominarlo asi, era más llevadero hablarlo de una forma poco sincera.
ㅡ Daniel. ㅡ Su boca se torció, sin prestarle mucha importancia a las palabras dichas por el contrario. ㅡ No es momento.
Daniel lo miró incrédulo, sin entender mucho el porqué Max se comportaba de aquella manera.
ㅡ ¿Esto es enserio, Max?. ㅡ Espetó con fuerza. ㅡ Todas las revistas estuvieron divulgando fotos tuyas con sangre en el rostro después de la carrera.
La dureza del contrario no lo sorprendió para nada, es más, se había extrañado solo un poco del que él pelinegro hubiera tardado en reprenderlo por todo ese escenario tan grotesco autoría de su Padre. Las cosas solamente se salieron un poco de la línea, solo un poco, no era algo de lo que uno tuviera que preocuparse.
ㅡ No te debo explicaciones de algo que ya pasó. ㅡ Sin ningún atisbo de vergüenza o una señal de arrepentimiento alguno de respeto, se acercó a Daniel de una forma poco amable. ㅡ Ya lo arreglé.
Una sonrisa burlona se ubicó en la cara del neerlandés al ver a su amigo casi bajo de él con una expresión de miedo.
ㅡ Ahora, fuera de aqui. ㅡ Declaró Max.
Las ideas iban a venían de su cabeza como si fueran a llegar a algún lado profundo de su corazón, pero no sentia absolutamente nada. Todo lo que tenia dentro de si mismo era un odio cargado y magullado, que acortaba su voz, limitandose a amenazas baratas y un falso egoísmo sembrado por él. Un cóctel peligroso, que lo llevaba a lo más ruin de su mente. A despotrar contra quiénes le tenian un mínimo de cariño. Daniel estaba allí, y ahora lo veía alejarse de él con una expresión de decepción en su rostro, sin contar que está vez ni siquiera lo reprendió por comportarse como un patán.
No sabia lo que estaba haciendo.
Se repitió, luego se arrepintió, y por último, se descargo nuevamente consigo mismo. Sus uñas poco a poco se arrastraban por su piel, arañando la piel sana, la carne se abría de nuevo solo para revelar pequeñas cantidades de sangre saliendo, algo que a Max sinceramente ya no le causaban nada. Ni dolor o tristeza, solo indiferencia y curiosidad por saber cuanta sangre saldría a medida que se hiciera diferentes tipos de heridas más profundas. Quizás un entretenimiento, o un castigo para si mismo.
Se quedó en silencio bajó la insoportable camada de pensamientos que se asomaban por su mente, como si le amenazaran a hacer algo antes de enterrar sus uñas más profundo, solamente para observar hasta donde podian llegar y si el dolor seria tan insoportable de aguantar. Decidió salir del garage de RedBull, el sábado correrían nuevamente y él estaba allí dando vueltas, en cualquier momento algún ingeniero lo arrastraría a su Padre, y eso era lo que menos quería en esos momentos.
Una vez puso un pie fuera una multitud de personas ocuparon toda su visión, varios ingenieros de diferentes equipos yendo a diferentes lugares o charlando, algunos pilotos y conocidos estaban esparcidos por doquier, resultandole un poco incómodo al querer tomarse un tiempo a solas, y no era como si no tuviera su tráiler, pero debía pasar por toda esa cantidad de gente para llegar hasta allí.
Todos conocian su mal genio con las personas y no era sorpresa que no muchos se acercasen a saludar por miedo, más que nada por el rostro de pocos amigos que portaba al caminar entre tantas personas. Quizás este no era el día de Max, más nunca era su día para él.
Uno de los hombros del neerlandés fue empujado con fuerza de repente, provocando que este frunciera el seño por el dolor y la rapidez del golpe. Se giró al instante para ver de quién se trataba, pensaba en gritarle en la cara delante de todos lo estúpido que era al chocarse contra alguien sumamente importante como él.
Más la expresión en su rostro cambio rápidamente cuando divisó que se trataba del mismísimo Lewis Hamilton. Una ola de sensaciones extrañas florecieron sin poder evitarlo, apaciguando la erupción de enojo en su interior, que estaba a punto de estallar y despotricar contra cualquiera que se le cruzase.
ㅡ Lo siento.
La expresión serena de Lewis no era algo que le sorprendiera en absoluto, estaba acostumbrado a esa jodida aura de pureza que portaba para todos lados, y que por supuesto, le molestaba.
ㅡ ¿No tenías espacio para pasar al lado de alguien más, Hamilton?. ㅡ Exclamó él neerlandés.
Él hombre contrario lo miró sin entender, más no se dejó intimidar en lo más mínimo.
ㅡ Probablemente. ㅡ Puntuó con una sonrisa. ㅡ Más no es mi culpa qué tu te interpusieras y pasaras por mi lado.
ㅡ Siempre tan inoportuno. ㅡ Max sonrió con odio. ㅡ No me sorprendería si la próxima vez chocas mi coche, entonces.
La sonrisa del moreno se borró de inmediato, indicando qué Max estaba dándole en un punto bajo, y él neerlandés no pudo sentirse más orgulloso de aquello mientras lo miraba. Sentía poca satisfacción en muchas cosas, pero molestar y pelearse sin ningún motivo con su antiguo rival era algo que por dentro le entretenía y le producía una agridulce emoción extraña al mismo tiempo.
Después de todo, la vida de Lewis era perfecta, no podia arruinarle mucho mas que atormentarlo en la pista. Era una de las pocas formas de obtener la atención y devoción de alguien como él. Alguien tan diferente y a su vez, perfecto en algún sentido de la palabra. Más al rubio le producía horror pensar en todo ello, pero lo hacia todos los días de su vida, como si arrastrarse como un idiota por el cariño de su padre no fuera suficiente, sino que estaba necesitado por la atención de otro extraño.
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Difusos pensamientos (Lewis Hamilton & Max Verstappen)
Fiction généraleDónde Max trata de conseguir desesperadamente a Lewis, pero no puede. (Slow Burn, Angst, Mención de violencia intrafamiliar, Obsesión, Amor dudoso)