❀― capítulo dieciseis.

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Doyoung y Taeyong estaban durmiendo en el cuarto del primero, mientras que Jaehyun dormía en el sofá de dos plazas. Su mirada estaba fija en el techo desde que se había acostado.

Cuando no puedes hacer nada por la persona que amas, es cuando más inoperante te sientes, y así era como se sentía en esos momentos el alfa. De solo ver como la persona que más amaba se iba cayendo a pedazos frente a tí, más se acrecentaba la angustia en su pecho, y las ganas de llorar querían hacer acto de presencia.

Tal vez Doyoung tenía razón, y Jaehyun era solo un alfa tonto, un idiota.

No merecía ser llamado alfa.

Jaehyun suspira, cerrando sus ojos y manteniéndolos así por unos segundos, y cuando los abre ve la figura del castaño, enfrente suyo, en el pie del sofá, su cabeza hacia abajo, al suelo.

― Hyung... ― susurró, apoyando su peso en el codo para quedar sentado, mas no llega a conseguirlo por completo, ya que el de cabellos castaños se pone a ahorcadas sobre él, tomando al menor por los hombros, recostándolo de nuevo, y luego lo toma desde las muñecas llevándolas a cada lado de su cabeza sobre el sofá, inmovilizándolo.

― ¿Por qué me pediste perdón? ― le preguntó a horcadas desde arriba, y solo cuando el menor lo miró a los ojos fue consciente de lo que sucedía. ― Alfa, ¿Por qué te disculpabas? ― insistió.

― Por consolar a Doyoung. ― habló el alfa lento, hablando con cuidado por temor a la reacción contraria.

― ¿Qué hiciste? ― preguntó mirándolo fijamente, inexpresivo. ― ¿Lo tocaste?

― ¡No! ― contestó rápido, negando con la cabeza. ― Sólo lo abracé para calmarlo... ― y se quedó callado.

― ¿Qué más?

― El o-olor se pe-pega más, las feromas son m-más fuertes cuando, ya sabes... ― buscó explicar, mirando para otro lado. ― Cuan-cuando pasas la le-lengua... ― miró de reojo al castaño, viendo como sus labios formaban un puchero y sus ojos se entrecerraban.

― Eres mío. ― dijo el castaño con la voz rota, soltando una de sus muñecas para llevar esa mano hasta la mandíbula del alfa, apoyando el dedo gordo sobre el abultado labio inferior, tirando hacia abajo. ― Solamente mío. ― afirmó, acortando la distancia uniendo ambos labios, haciendo presión con el dedo para que abra más la boca y así meter su lengua en la cavidad bucal del menor.

No era un beso brusco, por lo contrario, era un beso suave, de reconocimiento, donde ambas lenguas se conectaban, donde los jadeos y suspiros eran tragados por la garganta del otro.

Era, y sin exagerar para Jaehyun, el beso más hermoso que había experimentado en toda su vida, y aunque quería ir por más, aunque deseaba darle más intensidad, hacerlo más necesitado, más caliente, no pudo.

No podía abusar de la confianza del mayor, no podía, porque ese que estaba sobre él no era Taeyong, no era el hyung de Jaehyun.

Ese que estaba encima suyo besándolo era el lobo del mayor que había tomado posesión sobre su cuerpo, era el lobo celoso, quien estaba dolido y exigía respuestas, demandando en un comienzo, y ahora demostrando que él era su todo, y la Diosa Luna sabe que Jaehyun no necesitaba que se lo hiciera saber, no necesitaba que nadie le dijiera que eran el uno para el otro.

Era el lobo de su hyung, quien estaba haciendo que el lobo dentro del menor enloqueciera por completo, y es que solo él era capaz de lograr que su cuerpo reaccionara así, que su lobo lo deseara de tantas maneras, que deseara tomar el control solo para ponerlo en cuatro contra el sillón, y penetrar en lo más profundo hasta hacerlo gritar, hasta hacerlo llorar, hasta hacerlo suplicar.

el otro lado 𖦹 𝙅𝘼𝙀𝙔𝙊𝙉𝙂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora