❀― especial 04.

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"Delta."

― ¿Qué dice lo que está dentro tuyo cuando me ve? ― preguntaste con auténtica curiosidad.

Estabas acostumbrado a que el pulgoso fuera muy molesto, aunque ahora estaba relativamente calmado y solo te hablaba si era para pelear contigo por alguna tontería. Pero la mayor parte del tiempo estaba tranquilo, y es que solo necesitaba que el de mechas esté cerca para ser feliz.

― ¿Mi lobo, hyung? ― preguntó, sin despegar los ojos del libro apoyado sobre la mesa.

― Sí, él, ¿Qué te dice? ― te daba curiosidad saber si era tan molesto como el tuyo, aunque, si te ponías a hacer memoria, nunca habías escuchado al menor quejarse sobre su pulgoso.

― Solo dice que eres nuestro y que te ama. ― respondió con simplicidad, encogiéndose de hombros.

Apoyaste el codo sobre la mesa y dejaste que el peso de tu cabeza cayera sobre la palma de la mano.

― Entonces... ― pasaste la lengua por tus labios que de pronto se sentían secos. ― ¿Por qué no me has marcado? ― preguntaste ahora cambiando al tema que realmente te interesaba, mientras el alfa menor seguía sin despegar sus ojos del libro.

Hace poco más de dos meses que había aparecido el predestinado de Doyoung, y ver su cuello marcado había hecho que de repente tu curiosidad al respecto aumentara, sumando a que el lobo dentro tuyo parecía sufrir al no portar una.

― Hyung, ¿Por qué la pregunta? ― y aunque no te mirara, sabías que estaba nervioso, su olor lo delataba.

Sabías que su celo estaba próximo a aparecer, porque él te lo había dicho hace poco cuando te regaló un collar extraño, que estás seguro haber visto en alguna película madura del género sado-maso, y no, no estabas orgulloso por lo que veías de adolescente, pero ese no era el tema.

Volviendo al collar, este solo se asemejaba en su forma y grosor, pero era de un material particular, no de cuero. Después de buscarlo en el navegador te enteraste que lo usaban los omegas para que no sean marcados.

Y no, no es que después de ver el collar te hubiera importado, a lo sumo, lo único que vino a tu mente es que quizás Jaehyun quería probar nuevas, que tampoco te parecía algo extraño, pero lo que hizo despertar tu curiosidad fue como tu pecho de repente se sentía vacío, y es que algo había dolido.

El problema era que el lobo dentro tuyo después del regalo se había quedado quieto, como nunca antes, como te hubiera gustado que se quedará hace unos meses. Pero ahora no te acostumbrabas a tanta calma, y te preocupabas.

Estaba extraño. Ya no sentías aquella sensación de que movía su cola cuando el menor te acariciaba la cabeza, ni te exigía que lo buscaras todo el tiempo.

No parecía deprimido a pesar de todo, sino supones que el olor te delataría, pero lo sentías triste, y después de unos días juntaste el valor para hablarlo con la única persona que le tenías confianza (y conocías, porque tu círculo hoy se resumía en Doyoung, Haechan y Ten) Luego de comentárselo al omega, concluyeron -más bien Doyoung lo hizo- que tal vez el lobo había perdido su confianza.

― Supongo que no te quieres enlazar conmigo, está bien. ― dijiste mirando hacia ninguna parte en específico, sonando desinteresado.

No le ibas a hacer saber así de fácil cómo había herido a tu lobo, no, ni cerca; lo ibas a hacer sufrir un poco. Ya que solo tú tenías permitido pelear y molestar a la cosa detro tuyo, nadie más.

― Hy-hyung, no diga eso, sí quiero. ― te respondió, dejando de leer el libro, ahora apoyando ambas manos en la mesa para ponerse de pie.

― No tienes que mentirme. ― seguiste hablando con el mismo tono, mirándote las uñas.

el otro lado 𖦹 𝙅𝘼𝙀𝙔𝙊𝙉𝙂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora