❀― capítulo trece.

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No habías podido dejar de llorar en ningún momento.

Estaban sentados en no sabes dónde, y sientes como Jaehyun limpiaba tus lágrimas con un pañuelo cada tanto sin dejar de abrazarte con un brazo por sobre tus hombros.

― ¿Qué mierda está pasando? ― pregunta Doyoung, pero no puedes hablar, no cuando te sientes destruído.

― Hyung tenía fotos de su mejor amigo en su celular, y ese chico era una copia exacta de él. ― explicó Jaehyun, y si no hubieras estado tan ocupado intentando dejar de llorar, tal vez le hubieras halagado que recordara aquél detalle. ― Hyung, necesito que te calmes. ― te habló, tomando tu rostro con ambas manos, acunándolo.

Tus ojos se sentían como si fueran dos pelotas que se negaban a ser separadas de tan hinchadas que debían estar por estar llorando hace tanto tiempo.

Ni cuando te enteraste de la muerte de tus padres habías llorado así. 

Tal vez era que solo se habían juntado todas las emociones que habías estado reprimiendo, y terminaron por explotar con demasiada intensidad.

No estabas seguro, lo único que ahora tenías en claro es que te debías ver como la cosa más horrible del mundo, y no es que te importara como lucieras realmente, pero por alguna extraña razón, eso era lo que pensabas.

― E-era Tennie... ― dices con dificultad, tomando grandes bocanadas de aire, queriendo abrir tus ojos, más estos parecían querer mantenerse pegados un rato más.

― Creo que lo mejor sería que volvamos al departamento. ― le escuchas decir a Doyoung, con un tono preocupado. ― Voy a llamar un taxi, porque si volvemos caminando vamos a demorar hasta el otro día.

― Bien, intentaré calmar a hyung. ― dijo Jaehyun, llevando tu rostro hasta su cuello y acariciando tu cabello de manera suave, el olor a café envolviéndote en una burbuja, por lo que pegaste tu nariz donde se sentía más fuerte. ― Ven aquí, hyung. ― te susurró, acercándote con una mano de modo que quedaste sentado sobre él, siendo acunado ahora ambos brazos, sin que dejara de acariciar tu cabello.

Cuando abriste los ojos, estos parecían que pesaran toneladas, tu cabeza parecía que en cualquier momento iba a estallar, estabas sumergido en la oscuridad de una habitación, más no estabas solo, ya que podías sentir el suave olor a café cerca, po...

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Cuando abriste los ojos, estos parecían que pesaran toneladas, tu cabeza parecía que en cualquier momento iba a estallar, estabas sumergido en la oscuridad de una habitación, más no estabas solo, ya que podías sentir el suave olor a café cerca, por lo que giraste tu cabeza, notando la presencia del alfa durmiendo de costado, quedando de frente a tí.

Tu mano de manera incosciente fue a parar en su rostro, acariciándolo con tu dedo pulgar, poniéndote también de costado, acortando la distancia que los separaba.

Acercaste tu nariz al lugar en donde más fuerte provenía el olor a café, refregando lentamente la punta de tu nariz en aquella parte.

El alfa se giró, quedando boca arriba y antes de que pudiera girar para darte la espalda te recostaste encima suyo, pegando tu nariz a su cuello, y si alguien te hubiera preguntado ¿Por qué? Le hubieras respondido que era porque te relajaba de una manera que no podías siquiera explicar.

el otro lado 𖦹 𝙅𝘼𝙀𝙔𝙊𝙉𝙂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora