4.

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Quedaba poco para que mi madre llegara para recogerme y parecía que solo habían pasado dos minutos desde que había llegado.

-¿Cuando termines el instituto que tienes pensado hacer?

Estábamos tirados en un pasto que había, preguntándonos cosas sin parar.

-Estudiar psicólogia y si alguno de mis libros triunfa dedicarle algo de tiempo también a ello.

-Estoy seguro que si.

-¿Cómo estás tan seguro?

-Porque creo en ti, sólo falta que creas tu.

-Eso es más complicado.

Levantó mi barbilla con una mano y me miró serio.

-Eso lo solucionamos juntos, ¿vale?

Asentí y lo besé. Sus besos eran adictivos, si hoy estábamos así mañana necesitaría otra dosis.

-¿Y tú qué harás?

-Quiero cumplir mi sueño de ser un gran futbolista, sino tocará ser abogado o algo así.

-Sé que lo conseguirás.

-Esto no es jugar a la quiniela Brooke, es muy complicado llegar hasta donde quiero llegar.

-Yo vi como jugabas y sé que eres bueno, y con tus ganas vas a llegar lejos, ¿vale?- le acaricié el rostro.

-Espero tenerte a mi lado cuando lo consiga.

-Me tendrás siempre.

Colocó una mano en mi cintura y me sentó encima suya sin mucho esfuerzo. Agarró mi nuca y me besó, pero no era un beso como los anteriores, este decía muchas más cosas.
El beso comenzó suave, como un susurro en la brisa. Nuestros labios se encontraron con delicadeza, explorando el momento con timidez. El mundo a nuestro alrededor se desvaneció, dejando solo el calor de nuestros cuerpos. A medida que la intensidad crecía, nuestras manos se entrelazaron, y el beso se volvió más profundo, lleno de pasión y promesas. Era un instante suspendido en el tiempo, donde todo lo que importaba era la conexión entre nosotros, un lenguaje sin palabras que hablaba de amor y deseo. Al separarse, nuestras miradas se encontraron, y en ese breve silencio, supimos que nada volvería a ser igual, que no podríamos volver a estar el uno sin el otro.
-Jade, 𝐝é𝐣𝐚𝐦𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐦𝐞𝐭𝐞𝐫𝐥𝐨- 𝐬𝐮𝐬𝐮𝐫𝐫ó 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐬𝐮𝐬 𝐥𝐚𝐛𝐢𝐨𝐬.
-¿𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐭𝐞𝐫 𝐞𝐥 𝐪𝐮é?- 𝐩𝐫𝐨𝐧𝐮𝐧𝐜𝐢ó 𝐜𝐨𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐮𝐬𝐢ó𝐧.                                                                               
 -𝐐𝐮𝐞 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐬𝐞𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐭𝐮 𝐲 𝐲𝐨, 𝐚 𝐩𝐞𝐬𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨.                                                                                        -𝐋𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐦𝐞𝐭𝐨 𝐀xel.                                                                                                                                        -𝐘 𝐲𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐦𝐞𝐭𝐨 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐫 𝐚 𝐬𝐞𝐫 𝐪𝐮𝐢é𝐧 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐬𝐞r 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨 𝐚 𝐦𝐢 𝐥𝐚𝐝𝐨.                                                      -𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐭𝐮 𝐲 𝐲𝐨-𝐥𝐨 𝐛𝐞𝐬é.                                         -𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐭𝐮 𝐲 𝐲𝐨 -𝐫𝐞𝐩𝐢𝐭𝐢ó 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐚 𝐣𝐮𝐧𝐭𝐚𝐫 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐥𝐚𝐛𝐢𝐨𝐬.

Quedamos un poco mas dándonos caricias y besos, disfrutando del momento, hasta que se hizo tarde.

Mi madre vino a recogerme y me iba a despedir de Axel con un abrazo, pero él me pegó a él y dejó un pico en mis labios.

-Mandame un mensaje al llegar a casa, ¿vale?

-Y tú al salir del entreno- besé su mejilla y me metí en el coche.

Se despidió de mamá y arrancamos hacia nuestra casa, pero bueno, no podían faltar las preguntas de mamá.

-¿Qué sois ese chico y tú?- pregunto curiosa.

-¿Hace falta que responda o no lo viste ya?

-Para eso pregunto.

-Somos novios mamá.

-Este me cayó mejor que el Lucas ese, por fin te buscas uno normal.

-¡Mamá!

-¿No tengo razón o qué?

-Si, claro que la tienes.

-¿Pues entonces?

Negué con la cabeza y coloqué mis cascos. Al llegar a casa avisé a Axel que estaba bien, como había prometido. Nada más tumbarme en la cama llamé a mi grupo de amigas, respondieron todas al instante.

-Cuenta ya perra- dijo Tom emocionado.

-¡Somos novios!

-¿Qué dices? Estoy tan contenta por ti Jadie- comentó Ada.

-Yo también, aunque es hombre, ya sabes cómo son- advirtió Elena.

-Si claro, pero no hay que ser negativos- fruncí el ceño.

-Despues no me llores.

-Callate y déjala que cuente todo- rosmó Tom.

Se lo conté todo mientras hacía los deberes con mucha emoción. Habían pasado las cosas rapidísimo, de un día para otro, pero sinceramente no lo veía mal, era perfecto.

Al cortar la llamada contesté a los mensajes de Axel y le mandé una foto con mi gato.

Al cortar la llamada contesté a los mensajes de Axel y le mandé una foto con mi gato

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Poco después me metí en la cama ya que eran las once  y mañana tenía clases.

Había sido un día maravilloso, y el comienzo de una historia.

𝘭𝘦𝘵 𝘮𝘦 𝘱𝘳𝘰𝘮𝘪𝘴𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora