X. El pacto.

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X.


Esa tarde corría tranquila, habían comido fuera de casa y ahora estaban en la sala escuchando música. Charles se movió un poco hacia Erik y se recargó sobre su pecho. Una canción de Sinatra sonaba de fondo y ambos bebían de sus copas de vino. Charles suspiró y le pareció tan irreal tener a ese hombre tan maravilloso a su lado, con el cuál todo había iniciado como una trato y del cual ahora estaba plenamente enamorado. Las lágrimas empezaron a fluir de sus ojos de forma involuntaria. Erik lo notó al ver cómo sus mejillas estaban humedecidas y subió su mano para limpiarlas,

—Lo siento, Erik. Debe ser el vino, - intentó ponerse de pie, pero Erik lo detuvo,

—No debería avergonzarte el hecho de mostrar tus sentimientos, - Erik lo tomó de forma muy sutil por el mentón para verlo de forma más plena, después de apreciar su belleza lo besó a profundidad. Charles le correspondió con plenitud a ese beso tan necesitado, Erik se separó un poco para poder hablarle sobre los labios, —Te quiero Charles, te quiero y eres todo en mi vida, - Charles sonrió y volvió a besarlo con todo aquello que llevaba guardado durante esos meses,

—Y yo te quiero por igual, Erik, - Charles se abrazó a su pecho y Erik le acarició la espalda, él vibró y volvió a buscar con ansias sus labios, y Erik le correspondió.

Ambos cayeron sobre el sillón, Erik estaba encima de Charles. Y sus respiraciones chocaban, Erik lo observó con detenimiento, como parecía estar nervioso y excitado en partes iguales. Charles sentía que le faltaba el aliento y como la erección en su entrepierna crecía poco a poco. Tragó saliva cuando sintió que Erik estaba de igual forma que él, excitado y con una gran erección que chocaba contra su pierna. Sus ojos con ese pequeño movimiento involuntario se cerraron al momento de hablar,

—¿Quisiera saber si estás seguro del paso que vamos a dar, Erik?, - la respiración de Erik fue más profunda,

—No tengo ninguna duda, Charles, - este volvió a abrir los ojos y elevó su mano para tocar el rostro de Erik,

—Te deseo, Erik. Y desde hace tanto deseé que llegará este momento, - Erik movió la mano de Charles hacía su boca para besarle la palma de la mano,

—Yo también te deseo, Charles. Y lo hago desde la primera vez que roce tu piel, - Charles parpadeó con nerviosismo,

—No encuentro una sola razón para que no hagamos el amor,

—Ni yo, mi amor, - Erik se volcó sobre sus labios y Charles se dejó llevar por la calidez que emanaba aquel encuentro. 

No hubo mucho que decir en ese momento, ya que estaban ahí, dándose de forma plena aquella pasión y deseo que llevaban contenida, cargada de tantas y tantas vivencias del día a día, de tantos roces de piel y copas de vino, y gestos genuinos de amor. Erik quedó prisionero de la tibieza de Charles, de su humedad plena que había aguardado por él desde hace tiempo y Charles quedó rebasado de la dulzura y pasión de ese hombre al cual ahora sentía tan suyo, como nunca había sentido a ningún otro ser. Había tanta plenitud en el momento que ahora nada importaba más, eran ellos dos solos en aquel apartamento descubriendo que ese simple pacto los había llevado a caer en el juego del amor.

....

En muy pocas ocasiones, Charles perdía la calma. Siempre desde que podía recordar, era una persona tranquila, segura y clara en su forma de pensar y actuar, hoy en contraparte se sentía ansioso. Estaba sentado al borde de la cama y un ligero vaivén movía su cuerpo, se mordió el labio y pidió a su móvil llamar a su madre. El timbre sonó dos veces y la voz segura de su madre le respondió,

—Hola cariño,

—Hola mamá,

—Me alegra escuchar tu voz,

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