Después de aquel incidente nuestra relación se volvió más tensa. No podía culparlo, para él una mujer a quien consideraba inferior a pesar de su rango lo acababa de humillar. Rompí su ego y no me siento culpable por nada.
Al llegar rápidamente fui a mi habitación quitando la ropa sucia que usaba para cazar y reemplazandola por un pijama. Había pasado varias horas fuera y si quería sobrevivir en el día debía dormir al menos un par de horas.
Intentaba conciliar el sueño pero siempre era el mismo sueño repitiendo una y otra vez. Yo ahogandome. Siempre me despertaba asustada y con la horrible sensación de no poder respirar.
El sol ya estaba alumbrando, me levanté antes de que Miriam lo hiciera, para cuando ella ingresó a mi habitación yo ya estaba lista. Solo me cepilló el cabello y hizo una media cola adorlandola con un lazo.
Cuando salí de la habitación Kyler ya estaba de pie esperándome.
—Buenos días princesa —Saludó.
—Buenos días. —Respondí sin mucho ánimo.
Sin decir más palabra caminé por los pasillos. Mi idea era ir al campo de entrenamiento junto a Alexander y permanecer con él. Pero el destino tenía otra idea para mí.
—Debe ir a sus clases princesa. —Me recordó Kyler.
No era algo que me entusiasmara menos ahora que he dormido un par de horas y tuve ese sueño otra vez.
—Vamos a esas estúpidas clases. —Sentencie y tomé otra dirección.
Subiendo las escaleras recordé el incidente de Kyler el día anterior, sintiendo como estaba de cerca hizo que un leve calor subiera a mis mejillas, intenté ir con cuidado para no volver a tropezar.
Esta vez presté un poco de atención a las clases, pero a la maestra no fue suficiente, me pedía ser perfecta de una manera que no podia ni me interesaba ,no estaba ahí para cumplir sus expectativas, estaba para por obligación.
La mirada de Kyler estaba pegada en mí, el sentir su mirada en mi nuca me hacía un cosquilleo y hacía que perdiera la concentración.
Una vez fuera nuevamente volvía a seguirme.
—¿De verdad no puedes dejarme sola un instante? —Me estaba cansando de él.
—Sabe perfectamente que no puedo abandonarla princesa y no intente evitarlo, siempre la encontraré.
Caminé por los pasillos intentando alejarme lo que más podía de aquel hombre. Su sola presencia me agobiaba.
Sin darme cuenta llegué al campo de entrenamiento donde varios guardias estaban blandiendo espadas y el chasquido metálico llenaba el ambiente. Adentrándome aun más en el lugar divisé el sector de arquería. Ver los arcos colgados en una pared junto a un carcaj de flechas hacía que mi corazón se acelerara.
Tomé uno y me posicioné a una distancia prudente del objetivo. Cargando la flecha y tensando la cuerda hasta quedar a la altura de mi mejilla sin perder de vista el centro del objetivo. Aguantaba la respiración mientras me concentraba por acertar. Solté la cuerda y la flecha salió a gran velocidad junto un silbido del viento. Erré. La flecha se incrustó a un lado del centro, muy cerca pero a la vez lejos.
—Eso es impresionante —Kyler se posicionó a mi espalda. No lo había escuchado acercarse—. Demasiado impresionante siendo la princesa quien la ha lanzado.
—¿Sigues pensando que una mujer no puede tomar un arma? —Cuestioné dejando el arco en su lugar. Recuerdos de la noche anterior aparecieron en mi mente.
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Derrocando la corona
FantasyArtemisa lo único que quería era poder sentirse libre. Libertad que por culpa de su padre le fue arrebatada. El rey en un acto de controlar la rebeldía de su hija asciende a Kyler a guardia personal de la princesa. Mientras Artemisa está ocupada t...