Capítulo 8

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No hubo problema al despertarme y levantarme al día siguiente. Estaba emocionada por salir a cabalgar y no tener problemas con el rey Corvin. Ese dia utilicé uno de mis vestidos color negros con detalles rojos, esa combinación de colores me encantaba y la forma del vestido hacia resaltar mis curvas.

Como siempre tomé una daga junto a su funda de cuero ocultándola bajo el vestido amarrando la funda en mi muslo. Saldría del castillo en dirección al bosque y quería sentirse protegida.

Como último detalle a su vestimenta tomó una capa de un rojo tinto, era perfecta para el frío viento matutino.

Ya estando lista abrió la puerta para salir de la habitación en dirección a la sala del trono donde se reuniría con ambos reyes y el príncipe. Aún sentía cierta duda por los gobernantes de Baslan, su repentina presencia en Kaan dejaba ciertas dudas y una parte de ella, en el fondo, decía que desconfiara de todo lo que se refiere a Corvin.

Apenas abrió la puerta de su habitación se topó con Kyler de pie rígido esperando a Artemisa.

—Buenos días princesa —Saludó Kyler.

—Buenos días Kyler —Le devolvió el saludo

Apenas caminó por el pasillo Kyler le siguió, a veces olvidaba lo exasperante que le resultaba tener a alguien que le siguiera todo el día a todos lados. Con un suspiro intentó no pensar en eso y apresuró el paso hacia la sala del trono. Una extraña emoción le llenaba el pecho, el deseo de salir de aquel lugar aún más si era de caza, una actividad que le resultaba excitante.

Apenas llegó a las puertas de la sala del trono estas fueron abiertas por los guardias. Dando una entrada digna de una princesa se dirigió a la mesa donde yacían sus majestades disfrutando de un glorioso desayuno y una charla al parecer agradable pero a la vez privada, eso se pudo notar al ver que ella se acercaba guardaron silencio.

Caspian al notar la presencia de Artemisa se levantó y se acercó a ella con una sonrisa en sus labios.

—Buenos días princesa —con una delicadeza digno del príncipe cogió su mano depositando un cálido beso en el dorso de esta—, el día de hoy se ve realmente espléndida.

Sin quererlo mis mejillas tomaron un tono rojizo. Mi corazón se aceleró, sentía que en cualquier momento escaparía de mi pecho. Intentando no tartamudear respondí.

—Es usted muy amable príncipe. —Respondí con cortesía.

Sin esperar más me guió a mi lugar designado en la mesa. De manera cortés movió mi silla para acomodarme y ayudar a sentarme, luego volvió a su asiento para continuar con su desayuno.

En toda la interacción que tuve con Caspian pude sentir la mirada de ambos Reyes. Mi padre sin duda estará feliz por lograr lo que quería.

—Una vez más me gustaría agradecer al Rey Corvin por esta magnífica invitación —El príncipe Caspian pronunció alzando su copa con un líquido que desconocía—, admito que por más viajes que haya hecho nunca he visitado esta hermosa ciudad.

—No debes agradecer nada, es todo un placer que estén aquí. —Una inusual risa salió de su garganta—. Ten por seguro que tendrás todo el tiempo que desees para visitar esta ciudad.

El príncipe de Baslan dio una leve inclinación de cabeza en forma de agradecimiento mientras llevaba su copa a los labios. Mientras bebía de esta sus ojos azules estuvieron fijos en los mios. Su mirada siendo tan penetrante sentía como podía ver mi alma, lo más profundo de mí.

Aclaré mi garganta intentando salir de aquel incomodo momento. Tomé una pieza de pan y le hunté un poco de mantequilla. Una sirvienta se acercó con una jarra en las manos para servirme jugo de manzana.

Derrocando la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora