Mi corazón se mantuvo acelerado en todo momento. Lo que había soñado desde hace mucho y me negaba a aceptar finalmente se había hecho realidad. La sonrisa de enamorada no me la quitaba nadie de mi rostro. Era evidente que algo sucedia.
Los días iban avanzando y sin falta nos veíamos a escondidas con el General. Su cargo con mucha responsabilidad y Kyle siendo mi sombra era difícil mantener esos encuentros. Pero de alguna forma Alexander lograba sacar tiempo para estar juntos.
Regresaba a mi habitación luego de haber visto a Alexander. Llevaba una rosa en mis manos que él me había entregado. Había quitado las espinas para que no me lastimara.
Justo cuando estaba disfrutando del recuerdo y dejando que la emoción se apoderara de mí, Kyler me intercepta en la puerta de mi habitación.
—Princesa. —Habló. Su voz sonaba ronca—. Yo...
-Si vienes a molestar o mi padre te pidió que me regañara ahorratelo. No quiero escucharte ahora.
Abrió la boca para decir algo pero rápidamente la cerró guardando silencio. Le pedí que se quitara de la puerta, me estorbaba el camino. Se hizo a un lado. abrí la puerta pero antes de entrar dice:
—Espero volver a verla pronto.
Antes que pudiera preguntarle él ya se había retirado. Por un momento me sentí culpable por ser tan grosera.—Ahí está princesa —La voz de Miriam llega a mis oídos. Estaba agitada por haber corrido—. La estuve buscando por todo el castillo.
Intenta recuperar el aire. No me atrevía a mirarla, no después de haber besado de esa manera al hombre que le gusta.
—¿Por qué tanta prisa? —Pregunté apartando esos pensamientos.
—El Rey quiere una reunión con los gobernadores de Baslan, me ordenaron arreglarla y dejarla hermosa.
Mi padre nuevamente. ¿Nunca se iba a cansar?
Miriam toma mi mano y nos adentramos en la habitación. Rápidamente me empuja hacía el baño y abre la llave de la tina para regular la temperatura.
—Mientras usted se baña yo le escogeré un vestido -Hablaba mientras tocaba el agua con su mano pensativa—. El Rey me ha pedido algo simple pero elegante.
La culpa me atormentaba. Me sentía una pésima amiga por hacerle eso, pero a la vez era un sentimiento que llevaba ocultando mucho tiempo y ahora que salió a la luz y soy correspondida no renunciaría a ello. Podría arriesgar muchas cosas, pero mi amor por Alexander no es uno de esos.
Miriam sale de la habitación de baño para darme privacidad. Rápidamente me quito mi ropa y me meto a la tina. El agua estaba agradable y me permití relajarme un poco.
Rápidamente los recuerdos de aquel beso llegaron. La forma en la que me besaba, como tomaba mi cintura y su cuerpo pegado al mío. Pensar en aquello hacía que un calor recorriera mi cuerpo. Inconscientemente llevé mi mano a mis labios rozando como si aún pudiera sentir los suyos contra los míos.
Aún había muchas cosas que debíamos aclarar. Como saber hasta dónde llevariamos la relación o cuanto duraría. Algo dentro de mí decía que no era lo correcto Alexander es de un estatus social diferente al mío lo que causaría que mi padre no lo aprobara.
—Princesa dese prisa. —Miriam entró quitándome esos pensamientos.
Abandoné la tina mucho antes de lo que hubiera preferido, una buena ducha caliente siempre es reconfortante.
Sequé mi cuerpo y salí envuelta en la toalla hacía la habitación. Sobre la cama yacía un vestido verde tan elegante como encantador. Miriam me ayudó a ponermelo con mucho cuidado para no lastimarlo. Seguido de eso fue un poco de maquillaje y un peinado simple pero combinaba con el vestido haciendo resaltar mi belleza.
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Derrocando la corona
FantasyArtemisa lo único que quería era poder sentirse libre. Libertad que por culpa de su padre le fue arrebatada. El rey en un acto de controlar la rebeldía de su hija asciende a Kyler a guardia personal de la princesa. Mientras Artemisa está ocupada t...