Capítulo 2 Entre el mar, mi hermana y yo ¿Quién esta más salada?

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Nota antes del cap

Primero que nada queremos aclarar un dato muy importante, Ellas están en Inglaterra por lo tanto se suelen comunicar en inglés pero cuando discuten o están solas hablan en español.

Astrid

— Entonces ya me tengo que ir.

Mi tía quitó su atención del libro que estaba sosteniendo y me miró.

— Bueno que te vaya bien —no me moví y seguí mirando—. Vas a llegar tarde si no te apuras.

— ¿No vas a dejarme?

— No.

— Pero es mi primer día.

— Y vas a llegar tarde en tu primer día si no te vas ahora.

No sé porque está mujer es tan antisocial, solo sale cuando tiene que hacer el mandado y si no, no la sacas por nada del mundo.

Es así desde siempre, en México se la pasaba encerrada en su biblioteca y ahora hace lo mismo aquí.

Me preguntó si es la razón por la que nunca le conocí pareja, porque nunca sale entonces no conoció a nadie.

— Vamos. —Se levantó harta después de que estuve insistiendo un rato.

Mi papá me pidió que por favor saque a Irma a tomar el sol, aunque sea un poco.

— ¿No llevas tus llaves?

— No es necesario solo sígueme.

Caminé detrás de ella como por dos calles hasta que llegamos a una esquina donde se detuvo.

— Bueno que te vaya bien.

— ¿Quieres que camine?

— Esta es la parada de buses.

— ¿Estás loca? —Abrace mi mochila— ¿Y si me sacan la cartera?

— Esas cosas no pasan aquí en el primer mundo.

— A mi hermana le pasó. —Le recordé.

— Mmm... —sonrió—. ¿Cuál es la probabilidad de que les roben a ambas?

Me dio cambio y me explicó la ruta que tomaba, dijo que pasaba frente la universidad así que me daría cuenta cuando me tocara bajar.

— Bueno es transporte público y ya.

Cómo cinco minutos después de que Irma se fue un autobús rojo se detuvo justo donde me dejó.

Está era una experiencia diferente a lo que conocía.

O sea, estaba muy limpió y no tenía pitos dibujados en los asientos.

Así que le dibuje uno, alguien tenía que hacerlo.

— Disculpa. —Alguien llamó mi atención.

— Hola. —Respondí escondiendo el marcador que acababa de usar.

— ¿Está ocupado el asiento? —Señaló a mi lado donde estaba mi mochila.

— Claro que no. —Sonreí y la dejé sentarse.

— Lindo tatuaje. —Dijo después de un rato de silencio.

Había notado que me estaba mirando de reojo, pero no creí que dijera algo.

Volteé a verla, las rubias no son mi tipo, pero ella es muy linda.

— Gracias —volví a sonreír—. Tengo más.

Another Typical Enemies To Lovers StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora