Capítulo 20 Storytime de como me hice amiga de mi enemiga de la infancia

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Marissa

Me quedé en silencio unos instantes antes de decir...

— Está bien —ella trato de entrar—. ¡Espera, espera! —Grite—. Espera que te abra yo.

Pasa que, en cuanto Vincent se fue me puse más mmm ¿Cómoda?

Es una costumbre que tengo, cuando estoy sola en mi habitación yo generalmente uso la menor cantidad de ropa posible.

Así que me apresuré a ponerme algo más decente y abrí la puerta.

— ¿Estabas desnuda otra vez? —Hija de... Le voy a cerrar—. ¡No espera! —Metió la mano—. Ya no bromeare... —Abrí un poco la puerta—. Perdón.

Bueno al menos ahora sí se disculpa por las idioteces que dice. Abrí más la puerta.

— Dime que se te ofrece.

— Mmm... ¿Puedo pasar un momento?

¿Por qué no habla aquí? Cómo sea, me hice a un lado y la dejé entrar.

Ella estaba como explorando mi habitación, supongo que le llama la atención que este hecha un desastre, pero es porque voy a redecorar.

— ¿Y bien?

— Este... — Se quedó callada como si no supiera que decir—. Veras, he estado pensando...

— ¿Tu? ¿Pensando? —A molestar un poco para que se sienta en confianza.

— No me cortes la inspiración mujer.

— Bien pues di lo que tengas que decir.

— Estoy pensando las palabras déjame en paz. —Parecía molesta.

— Está bien, pinta esta pared mientras piensas que decir.

Le entregué una brocha y le señalé la pared.

Admito que también este fue el último intento que hice de tratar de molestarla para que se fuera, creí que sería suficiente para que me mande al diablo y se vaya molesta por darle una orden.

Pero no fue así, ella fue a hacer lo que le pedí en silencio.

¿Ella realmente está pensando en pedirme ser su amiga? ¿No es extraño? Me pregunto si suele hacer lo mismo con todos los que se vuelven sus amigos.

¿Esto no es un poco... Adorable?

Sacudí la cabeza y me reí de mí misma, increíble que usé la palabra adorable para describirla.

— Es un lindo color para la pared. —Habló de repente.

Por supuesto que tenía que hablar, nunca está callada más de 15 minutos.

— Si creo que queda bien. —Le seguí.

— ¿Solo pintaras las paredes?

— No, estaba pensando en un par de cosas... ¿Algo más personalizado?

— ¿Le pintaras llamas para que parezca el infierno y te sientas en ambiente? —Me reí, fue gracioso pero ofensivo por eso le lancé un pincel—. Auch, ¿Qué me tiraste?

— Es un pincel pequeño no seas llorona.

Se volvió a quedar en silencio, pero está vez menos tiempo.

— ¿Por qué no le pagas a alguien para que haga esto?

— Porque me gusta hacer esto.

— Mmm —Que extraño—. Yo hubiera jurado que eres de las que evitan estos trabajos.

Another Typical Enemies To Lovers StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora