II. Sus tatuajes

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Terminó el primer bloque y decidí ir al baño para refrescarme. En el camino, me encuentro nuevamente con Santiago. ¿Acaso este hombre está en todos lados?

-¿Me estás siguiendo? -comenta con una sonrisa irónica.

-No te creas tanto. -le digo con una sonrisa, tratando de mantener cierta distancia.

Asiente con la cabeza, sonriéndome. Mi mirada se desliza hacia su camisa arremangada.

-¿Qué significan tus tatuajes? Me llamaron mucho la atención.

Comienza a explicarme, detallando el simbolismo de cada uno, su origen y la edad en que los hizo. La conversación fluye de manera más relajada, pero mantengo mi guardia.

-¿Y vos? ¿Tenes algún tatuaje? -me pregunta con curiosidad.

-Sí... pero no se ve. -Me sonrojo un poco, ese tatuaje está en un lugar que no puedo mostrar.

Al mirar la hora, me doy cuenta de que el segundo bloque del debate está por comenzar, y aún no he ido al baño.

-Caputo...

-No, no. Decime Santi o Santiago. -me interrumpe.

-Santiago, está por comenzar el debate.

Se pone pálido.

-¡La concha de la lora! Tenía que ir a hablar con Javier y me colgué. Me va a matar. -se va apurado, casi corriendo.

No puedo evitar reirme de su reacción espontanea y su falta de diplomacia. Camino hacia el baño.

Durante el segundo bloque del debate, la tensión entre Santiago y yo es palpable. Nuestras miradas se entrecruzan en varias ocasiones.

Al finalizar el evento, Caputo se acerca con una expresión entre divertida y desafiante.

-¿Qué te pareció el debate? -pregunta, con una sonrisa que sugiere algo más que una simple conversación política.

-Interesante, aunque me parece que algunos necesitan aprender a escuchar. -respondo, manteniendo la ambigüedad en mis palabras.

Santiago ríe, y su mirada insinuante parece desafiar cualquier límite establecido.

-Bueno, nuestras opiniones difieren, pero podríamos seguir debatiendo en otro contexto. ¿Te gustaría charlar en algún otro lugar? -propone con picardía.

Considero la propuesta, consciente de la tensión entre nosotros. Es lindo, pero es asesor de Mieli, y mis ideales están primero.

-Caputo, me parece que no es adecuado. -respondo con firmeza, tratando de poner nuevamente distancia entre los dos.

Él asiente, aceptando mi postura, pero persiste.

-No, si, tenes razón, no es adecuado. Igual seguro nos vamos a seguir encontrando, ¿te parece pasarme tu número? Por fines laborales, nada personal.

Parece un pajero. Intenta con una excusa sobre futuros encuentros políticos, pero decido mantener la distancia.

-Creo que lo mejor es no intercambiar números. No te olvides que, políticamente hablando, somos oposición.

Santiago sonríe como si disfrutara del desafío.

Enemies and lovers | Santiago CaputoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora