VI. Vulnerable

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Caí en una trampa sutil pero efectiva. Su estrategia funcionó, y me encuentro en una posición vulnerable frente a él. La complejidad de la relación entre política y sentimientos personales se vuelve más evidente, y me pregunto cómo voy a recuperar el control de la situación.

–Eva, me tengo que ir a otra reunión. En éstos días charlamos y nos vemos, ¿te parece bien? –me pregunta Santi.

–No sé, vamos viendo. –intento ser desinteresada.

Me sonríe y se va.

La reunión concluye de manera inusual. Quedo sumida en una mezcla de confusión y molestia por haber cedido ante la estrategia de Caputo. Me esfuerzo por recuperar mi enfoque político.

Entra Clari a mi oficina con un chocolate en la mano.

–Es tu premio por haber sobrevivido a una reunión con un libertario, felicidades.

No puedo evitar sonreír.

–Gracias Clara, sos un amor. –parto el chocolate para compartirlo.

–¿Y que pasó? Contame todo.

–No cedió, no van a pedir perdón por divulgar la noticia falsa...

–¡Ay no! Pero pensa en el lado positivo, ya todo el mundo sabe que esa noticia es falsa. Los que quedan mal son ellos por haberla compartido, no vos.

Clara tiene razón, me tranquiliza. Que bueno tenerla como compañera y amiga.

Decido mandarle un mensaje a Axel, ya que el me ayudó a manejar todo el asunto de esta noticia, : "Axel, ya terminó la reunión, no sirvió de mucho".

No tarda en contestarme: "Estoy cerca de tu oficina, si queres en un ratito paso y me contas todoo".

Le digo que sí.

Axel entra a mi oficina con su típica sonrisa comprensiva.

–¿Cómo estás, Evita? –pregunta mientras se sienta frente a mi escritorio.

–Podría estar mejor, Axel. No logramos que se disculpen por la noticia falsa. Santiago Caputo no cedió ni un milímetro.

Axel asiente con seriedad. –Ya sabes cómo son las cosas. Pero la verdad siempre sale a la luz, y la gente sabe distinguir entre la realidad y la manipulación.

–Espero, pero no puedo evitar sentirme frustrada.

–No te preocupes, seguimos adelante. Tenemos un equipo fuerte y una base de apoyo sólida. Además, estoy seguro de que esta situación se revertirá a nuestro favor.

Mientras hablamos, Clari observa desde la puerta, y en sus ojos verdes veo una mezcla de admiración y preocupación. Axel y yo seguimos discutiendo estrategias y formas de contrarrestar la imagen que quieren imponer.

Al final de la reunión improvisada, Axel me da un abrazo reconfortante. Me doy cuenta que usa el mismo perfume que Santiago.

–Estamos en esto juntos, Evita.

Después de que Kicillof se fue me llegó un mensaje.

Santiago Caputo

A que hora salis de trabajar?
Te llevo a tu casa

No es necesario, sigo enojada
por lo del otro día

Tenes razón, pero lo
quiero charlar en persona

Salgo de la oficina a las 17hs

Seguí trabajando hasta las 17:00, me llega un mensaje de Santiago diciéndome que estaba afuera. Me despido de Clara y me subo al audi blanco de Caputo. Estaba sonando Arctic Monkeys.

–Hola, ¿cómo andas? –digo mientras me acerco a Santiago para saludarlo con un beso en el cachete.

–Todo bien, ¿vos?

–También, no sabía que te gustaba Arctic Monkeys.

El me sonríe y asiente.

–Perdón si me saqué mucho el otro día. –murmura Caputo.

–Que no se repita.

Él asiente de forma repetida.

Charlamos sobre música todo el camino hasta mi casa.

–Gracias Santi por traerme, nos vemos. –digo cuando llegamos.

–¿No puedo pasar al departamento? –me pregunta levantando una ceja.

–Si, obvio, pasa.

Cerramos la puerta de mi casa. Santiago me mira, me besa intensamente y con desesperación.

Sus manos comienzan a vagar por mi cuerpo, apretando y acariciando ciertas zonas. Yo desabrocho los primeros botones de su camisa. Como podemos, vamos a mi habitación. Él me tira en la cama.

Yo estoy abajo, el arriba, comienza a sacarme la ropa mientras sus besos bajan por mi cuello.

Quedo solo en ropa interior, el también.

Sus besos bajan hasta la parte más baja de mi abdomen, me hace sentir escalofríos. Me saca la tanga y sus besos siguen bajando hasta mi zona íntima. Juega con su lengua haciéndome suspirar. Sus manos agarran con fuerza mi cuerpo, eso me encanta.

Me invade una sensación más que placentera, tengo un orgasmo. El primero de la tarde.

Santiago levanta su vista y me mira, de una forma en la que jamás me vio, parece un depredador a punto de cazar a su presa. Yo estoy completamente vulnerable frente a él.

El sube y me desabrocha el corpiño, comienza a morder y besar mis pezones.

–Se...seguí. –exclamo como puedo, con mi respiración agitada.

Siento que abajo de su ropa interior, su miembro está duro, muy duro. Con mi mano lo comienzo a tocar.

–¿Tenes forros? –me murmura con la voz ronca.

–Sí, en la mesa de luz. –digo con dificultad entre suspiros.

La primera embestida me tomó por sorpresa, fue fuerte. No pude evitar soltar un grito. Continuó con un ritmo lento y fue acelerando.

Mis piernas no paraban de temblar.

Santiago me dio vuelta con facilidad, dejandome en cuatro, me pegó una cachetada en el culo y siguió embistiendome con violencia.

Ese día Santiago Caputo hizo que tenga 4 orgasmos.

Enemies and lovers | Santiago CaputoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora