XI. Desilusión

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MI VIEJA ME DIJO: todas quieren una pitada del cigarrillo de Santiago Caputo
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—¿Y si hablamos con los porteros? Les pedimos que sean discretos. —pienso en una solución.

Santiago niega con su cabeza.

—Para mi eso va a ser mucho peor, se van a dar cuenta que es grave vernos juntos y que los noticieros pagarían por esa información. Escucha, ¿no tenes los contratos de estos tipos? Por ahí hay alguna cláusula que hable sobre la confidencialidad.

—Tenes razón. No, no tengo los contratos boludo, ¿por qué los tendría yo? –hago una pausa. —Me parece que no deberías venir más al departamento, para que no te vea nadie.

—Pero me gusta venir acá. —dice Santiago con un tono caprichoso.

Estoy segura de que cuando era chico era muy caprichoso.

—Pero nos vamos a seguir viendo, ¿no? —me pregunta incrédulo.

—Sí boludo, pero no acá.

Me abraza con ternura, Santiago nunca me abrazó con ternura.

—Hablemos de otra cosa por favor, estoy estresado. —murmura mientras esconde su cara en mi cuello.

. . .

Javier Milei había anunciado el DNU. Estoy tomando acciones en el Congreso, junto a compañeros y compañeras, también fui a protestar.

Mi asistente entra a mi oficina.

—Evita, estás trabajando mucho, necesitas un descanso. —dice preocupada.

—¿Sabes lo que pasa, Clari? Que en esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo, y no voy a dejar que nadie le pase por arriba.

Clari asiente orgullosa.

Estuve el resto del día ocupada, llamando a gente, revisando el decreto y trabajando en general.

Tocan la puerta. Es Clara, en sus ojos veo decepción.

Me da un nudo en la garganta a causa del silencio y de su mirada triste, punzante.

—Eva, en un rato tenes una reunión de emergencia con el partido. Vienen para acá. —murmura.

—¡¿Qué?! ¿Por qué? —digo preocupada.

Clara no me puede mirar a los ojos.

—Salieron fotos tuyas, subiéndote al auto del asesor de Milei...

Siento que me voy a desmayar en cualquier momento. Pero soy fuerte, logro mantener la compostura.

—Las fotos son un poco borrosas igual... pero, ¿sos vos la de la foto? ¿Él es el del audi blanco? —pregunta con desilusión.

Asiento con la cabeza y Clara se va.

En una hora mi oficina estaba repleta de asesores, políticos y especialistas en marketing de Unión por la Patria. También está Axel, viéndome con la misma desilusión con la que me veía Clara.

Vi las imágenes que estaban circulando en Twitter. Es evidente que es Santiago el de la foto, pero no se me ve bien la cara a mi y encima la foto es borrosa, está sacada desde lejos.

—Antes que nada, ¿sos vos la de la foto? —me cuestiona con seriedad una de las asesoras de imagen del partido.

Asiento cabizbaja, recordando como se sentía ser chica y que te reten tus papás. Mi mirada va hacia Axel, aquella persona que todo este tiempo fue mi ejemplo a seguir y mi mentor, me ve con angustia. A pesar de todo el asunto del beso, su opinión me importa mucho todavía.

—Acá nadie va a juzgar la moralidad de tus acciones, no sos ni la primera ni la última diputada que hace algo "inmoral". Venimos a buscar una forma de limpiar tu imagen. —Comenta el director de marketing.

—Imaginate que perdes credibilidad, estas militando que el DNU es inconstitucional y tenes un vínculo con uno de los responsables. —me explica Wado de Pedro, también me ve con decepción.

—Eras una de las personas con mejor opinión pública del partido, la gente te estaba apoyando muchísimo. Esto va a cambiar un poco eso... —Afirma con enojo Grabois.

Todos me miran mal. Es horrible.

—Perdón, de verdad. —Es lo único que me sale decir.

—Eva, hay varias personas que creen que no sos vos la de la foto, hay que intentar fomentar ese tipo de comentarios. No salgas a decir nada, pero si te preguntan, nega que sos la de la imagen. —Me explica una asesora.

—E intenta no volver a ver a Santiago Caputo, no podemos seguir corriendo riesgos. —Agrega alguien.

El resto de la reunión escuché indicaciones de cómo actuar. Cuando todo termina, Axel me aparta para charlar conmigo, me mira con una mezcla de decepción y enojo, como si hubiera cometido una traición irreparable.

—Estoy decepcionado, Evita. No te pido que solo te relaciones con peronistas, pero ¿Caputo? ¿Entre tantas personas en el mundo? Esta gente va por los derechos del pueblo, ¿en dónde quedaron tus ideales? —cuestiona el gobernador con firmeza.

—Axel, yo sigo teniendo los mismos ideales que siempre, lo que haga con mi vida personal no cambia nada. —intenté defenderme, aunque sabía que mis palabras sonaban huecas en ese momento.

—¿Cómo podés mantener tu credibilidad mientras mantenes una relación con alguien del equipo que impulsó el DNU que estamos combatiendo? —su voz reflejaba su desilusión.

—No podes juzgar toda mi carrera política por esto. —trato de encontrar una salida, una manera de que entienda que puedo rectificar.

Axel suspira profundamente antes de responder.

—No estoy juzgando tu carrera, Evita. Pero eras un referente importante para muchos de nosotros, y esto compromete la lucha que llevamos adelante. ¿Cómo puedo confiar en que, en el futuro, no tomarás decisiones que vayan en contra de nuestros principios?

Mi garganta se aprieta y siento un nudo en el estómago. Sabía que esta situación podría tener consecuencias, pero no imaginé que Axel se sentiría tan afectado.

—Axel, te prometo que esto no va a volver a ocurrir. —mis palabras suenan más a una súplica que a una afirmación segura.

—Creo que vos deberías reflexionar sobre lo que significa para vos esta militancia. —concluye, alejándose, dejándome con un sentimiento de abandono y arrepentimiento.

La sala de reuniones queda en silencio, y siento la mirada acusadora de mis compañeros. La lucha política se ha vuelto más complicada, y ahora debo enfrentar las consecuencias de mis elecciones personales.

Le mando un mensaje a Santiago:

Santi

¿Viste las fotos?
Tuve una reunión con UxP

Las vi, yo también
tuve reunión, ¿cómo estás?

Muy mal, ¿vos?

Preocupado

Santi, no nos podemos
seguir viendo

No, charlemos en
persona

Por favor

Enemies and lovers | Santiago CaputoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora