XIII. Celos

1K 49 53
                                    

En este capítulo me voy a inventar un evento por el bien de la trama

Estoy intentando recomponer mi amistad con Clara, nos estamos llevando bien, pero las cosas ya no son como antes.

Estoy trabajando, toca la puerta mi asistente.

–Evita, permiso.

–Sí, Clari, pasa.

Se sienta frente a mi, con su libreta en la mano.

–El gobierno va a organizar una especie de cena de fin de año, van a participar el poder ejecutivo y el legislativo, es en la casa rosada... me da un poco de pena el poder judicial, siempre lo excluyen. –me comenta.

Suspiro con pesadez.

–No entiendo, ¿por qué Milei hace esto? –pregunto fastidiosa. –El flaco va a juntar a cientos de personas que se odian entre sí, y en medio de una crisis social.

–Para mi, debe querer tener una buena relación con el Congreso para que le aprueben la ley ómnibus. –deduce Clara, y creo que tiene razón.

–Seguro, pero yo no me voy a vender. Mis ideales no se compran con una cena.

Las cosas siguen raras con Unión por la Patria, tengo miedo de que nadie me hable en la cena. Todos siguen enojados conmigo.

Me surge un nuevo temor, ¿irá Santiago? Decido preguntarle y su respuesta es afirmativa. La cena va a ser más incómoda de lo que pensé.

. . .

Llego al evento. Me puse zapatos incómodos, me arrepiento.

Hay dos fotógrafos dando vueltas, no estoy de humor para que salgan fotos mías comiendo canapés.

Busco con la mirada a alguien conocido, veo a Wado, me acerco a hablarle con la esperanza de que no esté resentido con lo que pasó.

La conversación empieza siendo tensa, el me respondía seco. Pero a medida que avanzaba la charla, la incomodidad disminuyó.

Veo a Santiago con su mirada firme, observando cada uno de mis movimientos. Veo que se acerca ¿por qué se acerca? Yo pensé que íbamos a fingir no conocernos.

–Buenas noches. –nos dice a ambos, pero su mirada está fija en mi, clava sus ojos en mi boca.

Casi no nos da tiempo a responder, porque sigue de largo. Cuando se va, me susurra en el oído: "estás hermosa". Me pone la piel de gallina.

Wado me mira con decepción.

–¿Seguis con él, Eva?

Asiento con culpa y él niega con la cabeza.

Se acerca Axel y nos saluda. A pesar de la tensión, charlamos los tres con normalidad. De todas formas, estoy algo incómoda, voy al baño para refrescarme.

Cierro la puerta del baño, me miro al espejo y retoco un poco mi maquillaje. Tocan la puerta.

–Ocupado. –aviso.

–Soy Santiago, abrime.

Suspiro. Él sigue tocando la puerta.

–¿Qué te pasa? –le pregunto molesta.

–Dale, abrime, quiero hablar con vos.

Le abro rápidamente y se mete al baño conmigo, cerrando la puerta detrás de sí.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto, irritada.

Santiago me mira con seriedad y cierta tensión en su rostro.

Enemies and lovers | Santiago CaputoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora