XXVIII: Bosque

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-Jacob POV-

— Necesitamos hablar — declaré, mi tono firme y directo. No había espacio para rodeos ni cortesías. Necesitábamos respuestas.
Carlisle, el mayor de los Cullen, dio un paso al frente, respondiendo con su educada serenidad. Nos encontrábamos frente a su imponente residencia, con Sam, Jared y Paul respaldándome
— No esperaba su visita, después de las veces que se nos ha negado — confesó Carlisle, aunque su comportamiento correcto y diplomático no ocultaba su incomodidad.
— Esta visita no es por gusto.
Emmett, identificado por Paul como el posible digno rival de los Cullen, salió al frente de la casa para acompañar al doctor Cullen.
"O protegerlo si esto se sale de control..." canturreó Paul, dejando escapar una risa sarcástica.
"No venimos a pelear" le regañó Sam.
— ¿Qué clase de bienvenida es esta? — pregunta Paul soltando una risa irreverente — Después de todo, ustedes querían hablar con él.
Los ojos de los Cullen, tanto Carlisle como Emmett, se posaron en mí. Mantuve mi postura con determinación, sin ceder ante la presión de sus miradas inquisitivas.
— Por favor no malinterpreten la situación, — intervino Carlisle, palmeando el hombro de Emmett — Él solo quería ver quienes habían llegado. No es muy común.
El más fuerte de los chupasangre ríe observando a Paul con diversión.
— ¿Acaso mi presencia te intimida o porqué estás tan a la defensiva?
Paul gruñó, como si los comentarios hubieran encendido la mecha de lo que solíamos llamar "la bomba Lahote".
"Tranquilízate", le ordenó Sam.
Paul cerró los ojos, aceptando la orden a regañadientes.
"Me haces ver como un cobarde", siseó.
— ¿Cómo sigue la herida? — me preguntó Carlisle cambiando de tema.

El tintineo de las pinzas acompañaba cada movimiento que realizaba para extraer los fragmentos de vidrio de mi piel. Aunque agradecía su ayuda, la cercanía con el vampiro me resultaba incómoda; su presencia, a pesar de su noble propósito, seguía provocándome un profundo desagrado.
Tranquilo, es normal lo que sientes.
¿Qué? pregunté confundido ¿Puedes... leer mi mente también?
El vampiro rió con ligereza.
No. Pero conozco esa cara.
Me removí incómodo ante su capacidad de interpretar mis emociones sin necesidad de poderes telepáticos.
Lo siento.
Ya casi terminamos.aseguró, retomando su tarea junto con el persistente tintineo que marcaba el avance del proceso.

Observé a Carlisle.
— Sigo curándome.
— ¿Alguna novedad de Jasper? — Edward Cullen se unió a la reunión, sumándose al ambiente tenso.
— A eso venimos hoy. ¿Acaso en tu escuela no se ha encontrado algo más?
— ¿Acaso no te has enterado de algo en tus recorridos nocturnos por Forks? — preguntó con el mismo tono inquisitivo.
Noté que el vampiro parecía más deteriorado. ¿Era posible que incluso entre vampiros existiera el desgaste... emocional?
— No hay novedades de ella... después de todo tu fuiste el último en verla. — acusó Edward, llevando la conversación a un punto crítico, uno que ya veía venir — Después de todo... su desaparición es tu culpa.
Sentí como la sangre comenzaba a hervirme.
— Si tu o tu psíquica me hubieran advertido antes de partir con ella, tal vez hubiera sido diferente. — dije a regañadientes.
La conversación se transformaba rápidamente en una discusión, cada palabra lanzada acercándonos más el uno al otro. Escuchaba la voz del doctor Cullen pidiendo calma en la distancia, pero no tenía intenciones de detenerme, y al parecer, Edward tampoco.
— Fue tu culpa el no saber defenderla en el momento, no debiste venir por ella. — acusó Edward, su voz llena de reproche.
— Tu fuiste quien me llamó para que viniera por Bella. — Siseé.
— Y no sabes cuanto me arrepiento de eso.
Sam y Emmett se acercaban a nosotros a paso lento.
— Chicos, recuerden que este es un espacio neutro. — mencionó Carlisle, intentando mantener la calma.
— ¿Qué tanto te afecta su desaparición si después de todo solo era tu compañera de laboratorio? — solté, buscando herirlo donde más le dolía. La expresión de Edward se ensombreció
— Y tú, después de todo para ella solo eras el mejor amigo.
Quedamos a escasos centímetros de distancia, en un silencio tenso, esperando a ver quién daría el primer golpe. Emmett y Sam estaban listos para intervenir, intercambiando miradas dispuestos a actuar.
"Jacob detente", suplicó Jared.
"No empieces algo que nosotros debemos terminar", sentenció Sam.
"¡Ya pégale! ¿Qué esperas?", me alentó Paul, añadiendo leña al fuego.
"¡Paul!" gritaron los dos al mismo tiempo, reprendiéndolo con la mirada.
— Adelante, pégame, ¿Qué esperas? — Edward repitió las líneas desconcertándonos, Paul dio los primeros pasos hacia él, molesto.
La tensión alcanzó su punto máximo. Edward volteó hacia el bosque y comenzó a negar, riendo antes de hablarle a la nada.
— ¿Qué te parece tan gracioso? — le pregunté molesto, empujándolo.
— ¿Esto era lo que buscabas? — su vista seguía fija a un punto en el bosque.
"El vampiro se encuentra cerca, puedo sentirlo" alertó Sam.
Sentí el tirón de Sam al tomar mi hombro, indicándome que lo siguiera. Liberé la adrenalina al transformarme en mi forma lobuna, superando en altura a los Cullen al alcanzar los dos metros. No pude resistir la tentación de lanzarle una mordida a Edward antes de salir corriendo hacia el bosque con la manada, dando inicio a la persecución.
Cuando Edward logró alcanzarme, lo empujé. Se adelantó corriendo con ventaja de distancia entre la manada. Intenté atraparlo, pero era increíblemente veloz.

Alcancé a divisar al pálido rubio a unos metros de ventaja de nosotros. Y al verlo, solo podía ver a mi alrededor a Bella, gritando, siendo torturada, rogando por su vida y a él riéndose. Las palabras del chupasangre resonaban en mi cabeza al ver cada imagen.
"Y tú, después de todo para ella solo eras el mejor amigo".
Casi podía sentir el olor de Bella. Maldije una y otra vez mientras lanzaba mordidas al aire, intentando que esas imágenes desaparecieran.
"Jacob detente" "Jacob" "¡Jacob!" "¡Para!"
Escuchaba sus palabras a lo lejos, pero las visiones me impedían volver al presente. Solo quería llegar a él y matarlo. Edward pareció leer mi mente porque se limitó a voltear a verme y asentir. Aligeró la marcha quedando detrás de mí, y Emmett llegó a mi altura empujándome, dándome el impulso suficiente para dar un salto y alcanzar a morder al chupasangre rubio, a Jasper.
El vampiro gritó y lo último que sentí fue un golpe de su parte, aturdiéndome. Las imágenes desaparecieron y mi equilibrio también.
El resto de la manada lo persiguió. Jared logró alcanzarlo e intentó morderle, pero Jasper le empujó hacia el tronco de un gran pino. Jared aulló de dolor. Sam gruñó y se regresó para verlo. Paul intentó retomar el paso queriendo terminar con la misión; Sam le llamó en repetidas ocasiones, le gritó que se devolviera, y aunque le costó acatar la orden, finalmente se detuvo.
Los Cullen llegaron a ayudarme. Vi a Jasper alejarse y no pude evitar estallar en cólera. Volví a mi forma humana y grité de frustración, golpeando el suelo. Estuve tan cerca.

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