II: Los Black

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-Bella POV-

— ¿Cómo han sido tus días allí? — preguntó Renée desde la otra línea. La voz de mi madre resonaba a través del auricular, mezclada con el ruido de fondo.
Me acomodé en la cama, tapando uno de mis oídos para escucharla mejor. Era la primera llamada de Renée desde que había llegado con Charlie, ¿tres días? ¿Cuatro? A mitad de mi primera semana en Forks.
— Han sido... inolvidables. — respondí, tratando de resumir en pocas palabras la rutina que había seguido.
— ¿Qué ha pasado? ¿Ya hiciste amigos en la escuela?
— Sí, podría decirse... — murmuré entre dientes.
Recordé mi primer día. No podía quejarme; había tenido una cálida bienvenida por parte de un grupo de compañeros que me habían adoptado en su círculo social: Eric, Angela, Jessica, Lauren, Ben y Mike.
— ¿Son agradables? — preguntó juguetona, buscando alguna novedad. — ¿Son guapos?
— Uno de ellos tuvo un gesto muy amable... — Hice una pausa dramática para captar su atención — Me cedió el asiento en clase. Fue un gesto encantador, aunque un poco incómodo con el resto de la clase.
— ¡Bella! — Exclamó emocionada.
— No te hagas ilusiones, no es mi tipo.
— Y conociéndote, estos días lo has evitado ¿me equivoco?
— Pues... — varias escenas mías en la escuela, durante los cambios de clase escondiéndome se hacen presentes. — Tal vez en algunas ocasiones.
No podía quejarme, ya que fue precisamente, así como conocí a Angela Weber el primer día. Después de la primera clase, me escondí en un aula vacía, o eso creía, cuando una chica tímida de cabello castaño me preguntó si era nueva y si me había unido al periódico de la escolar. Al parecer, había entrado por error en el espacio que la escuela les había asignado.

— No, yo sólo... estaba buscando mi siguiente clase. — Mentí, busqué en mi horario algo nerviosa. Cuando vi la clase, hice una mueca. — Historia.
— ¿Historia con el señor Jefferson? — Preguntó, acomodándose los lentes y buscando algo en su mochila. — ¡Yo también! —Su rostro se ruborizó al exaltarse — Lo siento.
— ¿Crees que podrías guiarme? Yo, aún no conozco aquí. — Cambié de tema, miré de reojo al pasillo, rogando no encontrarme con Mike, el chico rubio que me había cedido su asiento en clase, al menos no durante el resto del día.
— Claro, me llamo Angela, por cierto, Angela Weber.
— Bella, Bella Swan.
Salimos del aula juntas, entablando una conversación para romper el hielo. Fue un pequeño pero significativo paso en mi proceso de adaptación en Forks.

— No me sorprende. — dijo Renée devolviéndome a la conversación. — Demonios.
— ¿Todo en orden?
— Batería baja. Te llamo luego, cuídate.
— ¿Renée? ¿Hola? — y llamada terminada — Adiós. — Me despedí.
Dejé el celular sobre la mesita de noche. Mi vista recorrió la habitación, deteniéndose en la cajonera frente a mí, aún con cajas empolvadas sobre ella. ¿Tenía algo mejor que hacer en el resto de la noche? No, así que decidí dar el primer paso para finalmente hacer de esta habitación un lugar más acogedor, más cálido, más mío.
Eran recuerdos de la juventud de Charlie, imágenes con Renée, Billy Black y más jóvenes de la edad. Fotos de cuando se unió a la academia de policías, de sus padres, de mí. Tomé un par de ellas y las coloqué sobre el tablero de corcho.
— ¿Cena con los Black? — gritó desde la planta baja.
— ¡En un minuto! — respondí poniendo la última tachuela sobre la foto de un par de adolescentes enamorados: mis padres.

El viaje hacia la reserva transcurrió de manera animada. Charlie hablaba más de lo habitual, compartiendo historias de su día en el trabajo y cómo había conseguido su segundo paquete de galletas gratis de la máquina expendedora. Para él, eso era una señal de que sería un gran día. Y tenía la intención de apostar contra Billy en el juego de esta noche.
— Tal vez apueste contra Billy, estoy seguro que ganaré.
— Llevas una buena racha, pero no arriesgues mi mesada. — bromeé. Él rio.

Charlie estacionó el auto cerca de la entrada. Todo estaba increíblemente tranquilo, solo se oían los susurros de las hojas y un par de risas provenientes del interior de la casa. Un peculiar aroma flotaba en el aire. ¿Sería nuestra cena? Parecía que Charlie había leído mis pensamientos, porque me dijo:
— Espero tengas hambre. — bromeó.
— Huele mejor que tu comida.
La sorpresa se reflejó de inmediato en su rostro. Justo cuando iba a responder, abrieron la puerta. Lo primero que vi fue a un adolescente con el pelo largo atado en un moño.
— Bella. — sonrió.
— Hola a ti también, Jacob. — dijo Charlie pasando de largo. Caminando directamente hacia el televisor. Sonreí.
— Pasa, pasa.
Me apoyé en uno de los muebles de la cocina mientras observaba a Jacob moviéndose de un lado a otro, haciendo varias cosas a la vez.
— ¿Billy te dejó solo con la cena? — le pregunté, interesada.
Jacob respondió mientras cortaba carne en trozos:
— Es noche de juego, así que me conviene que todos estén contentos antes de que pase lo de la última vez. Espero tengas tiempo, porque esta historia es larga.
— Adelante. — Tomé una zanahoria de la tabla de cortar y me dispuse a escuchar.
Mientras me relataba la historia de cómo nuestros padres son malos perdedores, observé a los adultos en la sala de estar, sus expresiones y las bromas que compartían. Renée había predicho que con mi llegada encontraría a Charlie muy callado, distante, reservado, incluso algo amargado, pero se había equivocado. Lo veía más feliz que nunca, emanaba calidez y alegría; sólo necesitabas ser más observadora. Sí, Charlie tenía tendencia a ser solitario e introvertido por naturaleza, pero una vez que se encontraba en su espacio rodeado de sus amigos, brillaba.

ADICCIÓN [Fan fiction Bella y Jasper] [Twilight]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora