V: Seattle

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Los días en Forks comienzan a irse más rápidos cuando te acostumbras a una rutina. No hay mucho que puedas hacer para intentar seguir el ritmo de una ciudad. Por ello había quedado con Jessica y Angela de acompañarlas a Port Angeles este fin de semana.
Las preguntas acerca de lo demente que me había convertido al dejar Phoenix por Forks siempre surgían, al comienzo como genuina duda, hasta convertirse en el chiste local entre Jessica y el resto del grupo. De la ciudad del sol al pueblo que jamás veía el sol; otra broma era acerca de mi bronceado natural (nótese el sarcasmo, pues mi tono era más pálido que los locatarios de allí).

— Entonces, ¿volverán hoy? — preguntó Charlie deteniéndome en la puerta no del todo convencido de mis repentinas ganas de huir.
— Si, Jessica prometió a los padres de Angela devolvernos antes del anochecer.
Su expresión pareció relajarse, utilizar a nuestra amiga como un canje para convencer a los padres de salidas seguras era un método que sin duda seguiría usando.
— De acuerdo, — murmuró a regañadientes — en la noche estaré en casa de los Black por si necesitas algo.
— Saludalos de mi parte.

Jessica había llegado puntual a casa de los Weber, acompañándonos en el cuarto de Angela, había decidido mostrarme su pequeña colección de libros escondida en los más alto de su armario, confesándole que se debía a lo inquietos y destructivos que eran sus hermanos gemelos: Isaac y Josué. Y podía confirmarlo en el poco tiempo que llevaba allí, para tener tan sólo nueve años tenían energía suficiente para una semana sin dormir.
— ¿Ya te contó que sus hermanos están pérdidamente enamorados de mi? — me preguntó Jessica, interrumpiendo a Angela con los libros.
— ¿En serio? Aunque, ahora que lo mencionas, desde que llegaste no han dejado de pasar por el pasillo. Creí que yo era la afortunada. — bromeé.
— Estoy segura de que pueden tener uno para cada una. — comentó Angela con timidez.
— Lo siento, Bella. No sé compartir. — murmuró Jessica mientras observaba sus uñas. — En otros temas, deberíamos partir si queremos volver temprano.

La estación de pop en la radio iba acorde a la personalidad de Jessica Stanley, alegre, inquieta y contagiosa. El hecho de que fuera el primer viaje en el que las acompañaba no impidió que gritara la letra de cada una de las canciones, haciendo pequeñas coreografías a como su papel como conductora le permitía. No podía negar que me hacía reír, Angela por su parte tarareaba las melodías tímidamente, temiendo por alzar más su voz a pesar de que Jessica le daba uno que otro codazo para animarla.
Llegamos a Port Angeles más rápido de lo que habría pensado, o acaso era el factor de que, realmente disfruté el camino, pero sobre todo, la compañía. Me emocionaba al pensar en contarle a Renée lo genial que me lo pasaría este día.
— Primera parada, comida. — canturreó Jess dirigiéndose hacia el primer puesto de comida rápida que vio, The Corner Caboose, un pequeño puesto de hamburguesas al aire libre. — He escuchado que es la nueva sensación de aquí.
— ¿Quién te dijo eso? — preguntó Angela no del todo convencida.
También pensé que iriamos al típico restaurante techado y con la televisión puesta con las noticias. Pero no podía negar que el paisaje era agradable, además de poder disfrutar más el clima.
— Escuché a Mike decirle a Tyler que estaban para morirse. — murmuró alegre.
Angela volteó a verme cuando Jess decidió tomar la iniciativa y acercarse a ver el menú colocado sobre el modesto carrito de comida.
— Hay que darles una oportunidad, vamos.
Ambas caminamos hacia Jess y observamos junto con ella a ver los raros nombres que tenían los platillos. No teniamos que debatirnos tanto en elegir uno, al final del día muy internamente sabíamos que Jess ordenaría por nosotras basandose en que "vibra" asociaba con nosotras. Como era de esperarse a Angela y a mi nos tocó una de lo más tradicional, mientras que a ella de lo más extravagante, pero, entre lo que cabía, saludable.

— No les mentiré chicas, espero que hayan recargado su energía lo suficiente como para esperar una tarde de compras.
Ambas sonreímos, esperando que con eso fuera suficiente aprobación.
El auto continuó su camino hacia Westlake Center, o mejor conocido como el "paraíso" para Jessica Compradora Compulsiva Stanley. Al entrar a esa inmensidad de cuatro pisos sólo pude pensar en que se necesitaría más de un día para explorar cada una de las tiendas. Para mi suerte, Jessica y Angela conocían este lugar como la palma de su mano y sabían exactamente a que lugares ir, que tendencias de ropa seguir y cuando menos pensé, ya llevaba dos prendas en una cesta.

La siguiente y última parada fue una película en Cinema Uptown donde, como era de esperarse, elegirían la película romántica de la que todos en el Instituto estaban hablando Noches de Tormenta,  mientras Angela disimulaba sus ganas de llorar, Jess anotaba mentalmente cada detalle de la película para dar su opinión a primera hora del lunes.
— Y por eso es que yo debería ser actriz. — Jess finalizó su discurso mientras nos acercabamos a su auto.
— Amén, hermana. — murmuré ganándome su sonrisa de aprobación.

Después de este día me sentía lo bastante agotada como para dormir todo el camino de regreso. Y en algún punto de la carretera, con la cabeza apoyada en el cristal eso hice, dejando a Jessica y Angela hablar más cómodas.
El vehículo se detuvo frente a la casa de los Webber, y mientras Angela se despedía animadamente a Jessica le entró una llamada. Un "asunto familiar de emergencia" fue lo que dijo cuando se marchó dejándome en casa de Angela también. No tuve inconveniente en quedarme con ella, después de todo no me molestaría el caminar hasta la casa de Charlie, Forks era pequeño y me vendría bien un momento de introspección.
A pesar de que Angela se ofreció de manera insistente en acompañarme, me negué hasta asegurarle que le avisaría cuando llegara si eso la tranquilizaba, pero jamás llegue a pensar que me arrepentiría de mi valentía de ese momento.

ADICCIÓN [Fan fiction Bella y Jasper] [Twilight]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora