Verano: Parte 1

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Fue en el verano de 1989 cuando Hakuji lo conoció.

El ambiente cálido se impregnó en su alma al verlo sentado en aquel jardín que años atrás solía ser su confidente de todas las conversaciones que tuvo con la vieja Tamayo.

No pudo evitar fijarse en el extraño cabello rubio que brillaba gracias a los rayos del sol. No pudo evitar mirar su rostro lleno de pecas que parecían hermosas constelacio­nes en el universo.

Pero especialmente, Hakuji no pudo evitar que su pecho se contrajera al presenciar esas gotas de miel resplandecientes que lo observaban con curiosidad o posiblemente espe­ranza.

En el verano de 1989, Hakuji pidió un deseo al cielo: "Por favor, déjame contem­plarlo una vez más"

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La mañana del viernes, Hakuji escuchó a escondidas la conversación que sus padres te­nían en la cocina

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La mañana del viernes, Hakuji escuchó a escondidas la conversación que sus padres te­nían en la cocina. Fue por casualidad que al bajar las escaleras, luego de tomarse una ducha, y al tratar de conseguir un poco de jugo antes de que Rui se levantara, encontrara a su madre realmente alterada discutiendo con su padre de que tendrían que hacerle una visita a su anciana vecina.

Hakuji frunció el ceño, pues ya habían pasado varios años desde que habían pisado la casa de la vieja Tamayo. Se preguntó cuál sería esa loca razón por la que su madre insistía tanto en visitarla, pero no pudo escuchar más allá de la conversación, la inesperada apari­ción de su hermano terminó por frustrar su intento de detective encubierto.

— ¿Qué haces Hakuji? —preguntó Rui, muy cerca de la puerta de la cocina.

Hakuji volteó algo molesto, debido a ello no pudo escuchar las palabras de su padre. Le hizo una señal a Rui para que bajara su tono de voz, parecía que su hermano no entendía el término "susurrar".

—Mamá le estaba diciendo a papá que saliendo de clases, tenemos que visitar a la vecina —se encogió de hombros, algo en esa visita le daba mala espina.

— ¿Y sabes por qué? —cuestionó Rui.

Hakuji negó con la cabeza.

—Estaba en eso hasta que interrumpiste —le dio un leve codazo a su hermano, bro­meando con él.

—Parece que hoy se levantaron temprano —la fuerte y clara voz de su madre se escu­chó. Nakime se encontraba recargada en la puerta de la cocina ahora abierta, con los brazos cruzados y mirando a ambos pelinegros con mirada acusadora —, Si tienen tanto entusiasmo, hagan el favor de poner la mesa para el desayuno.

𝟏𝟗𝟖𝟗; 𝐇𝐚𝐤𝐮𝐣𝐢 𝐱 𝐊𝐲𝐨𝐣𝐮𝐫𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora