Otoño: Parte 4

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Fue en el otoño de 1989 cuando Hakuji adoptó un pequeño perrito a escondidas de su mamá y terminó regalándoselo a Kyojuro.

Jamás podrá olvidar la linda expresión que el cachetón colocó en el mismo instante que el pelinegro abrió la caja de la cual brincó un pequeño Pomerania de color marrón directo a los brazos del rubio.

La sonrisa perfecta que se extendió en los dulces labios de Kyojuro, siendo totalmente lamida por el pequeño cachorro que de inmediato pareció encariñarse con el pecoso, fue la completa razón para que Hakuji decidiera nunca irse de su lado, permanecer junto a Kyojuro todo el tiempo posible, el tiempo que se los permitieran sus padres, la vida.

Corretearon por todas partes al perrito que salía buscando cualquier cosa que mor­der, terminando por orinarse en el suéter de estambre que la señora Tamayo estaba tejiendo para su nieto, y al final buscando excusas para que no sacaran al cachorro a la calle.

Aquella tarde, mientras las hojas de los árboles comenzaban a caer, Hakuji tomó de la mano al cachetón, siendo totalmente consciente de que la luna no podría ser más bri­llante que los bellísimos ojos de Kyojuro.

En el otoño de 1989 Hakuji pidió un deseo al cielo: "Por favor, desearía que el ca­chetón nunca me olvide".

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A Kyojuro le gustaba mucho hablar sobre los diferentes significados que tenían las flores, era sorprendente para Hakuji escuchar todas las palabras realmente interesantes que salían de los delgados labios del rubio, siempre sonriéndole y agradecié...

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A Kyojuro le gustaba mucho hablar sobre los diferentes significados que tenían las flores, era sorprendente para Hakuji escuchar todas las palabras realmente interesantes que salían de los delgados labios del rubio, siempre sonriéndole y agradeciéndole con un pe­queño: "Gracias por ser mi amigo" omitiéndose el: MI PRIMER AMIGO.

El pelinegro no podía dejar de asustarse por las inesperadas e ilógicas pulsaciones que emitían su corazón a medida que se hacía más cercano al pecoso, comenzaba a preo­cuparle que de verdad tuviese algún tipo de enfermedad, y en cuanto se lo comentó a Kibutsuji, éste simplemente sonrió con tranquilidad, revolviéndole el cabello cariñosamente y explicándole que aquello era normal al querer mucho a Kyojuro.

Pues claro que lo quería.

Descubrió que durante las noches era mucho más la intensidad en que su corazón latía mientras se despedía de Kyojuro a través de la ventana de su habitación. Podía ver perfectamente al otro lado la habitación del pecoso con hermosas flores decorando el lugar.

El verano ya se había ido, y supuso que era muy normal que Kyojuro prefiriera sembrar las semillas al estilo viejo; en un botecito con algodón y agua, que en la tierra dura y fría del patio de su casa. Pudo percibir mucha felicidad en Kyojuro al momento de despedirlo con la mano, cerrando las cortinas y apagando las luces. Desearía pasar un día entero a su lado, verlo sonreír con sus características encías rosadas y sus brillantes ojos parpa­deando con lentitud.

𝟏𝟗𝟖𝟗; 𝐇𝐚𝐤𝐮𝐣𝐢 𝐱 𝐊𝐲𝐨𝐣𝐮𝐫𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora