Verano: Parte 7

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Fue en el verano de 1989 cuando Hakuji lo abrazó por primera vez.

Realmente no sabe cómo expresar todos los sentimientos que experimentó en ese mismo instante. El extraño dolor en su pecho al momento de envolver sus delgados bra­zos alrededor de la pequeña espalda del rubio. Fue completamente mágico.

Escuchar la respiración del extraño niño al mismo ritmo que los latidos de su corazón emitía, le llenaba totalmente el alma. No encontraba las palabras correctas para decirle a Kyojuro la manera en que su presencia le provocaba un dolor de estómago bastante fuerte.

Fue incluso una locura haberle preguntado a su mamá si se trataba de una enferme­dad. Pues era eso, Kyojuro le hacía sentir enfermo. Tenía una sensación completamente in­descriptible cada vez que se encontraba cerca del pecoso. Cientos de mariposas se acu­mulaban en su interior con el simple hecho de rozar sus manos con las del cachetón.

En el verano de 1989, Hakuji pidió un deseo al cielo: "Por favor, déjame mantener al cachetón entre mis brazos hasta que seamos viejitos".

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Hakuji no sabe con exactitud cómo es que terminó junto a su mamá en aquel centro co­mercial que apenas habían inaugurado la semana pasada

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Hakuji no sabe con exactitud cómo es que terminó junto a su mamá en aquel centro co­mercial que apenas habían inaugurado la semana pasada. No estaba acostumbrado a ha­cerle berrinches a Nakime, pues ya se consideraba lo suficientemente maduro como para comportarse como un niño, aunque apenas tuviera doce años.

Tampoco es que odiase ayudarle a su mamá a cargar las bolsas con las compras, la verdad es que todo ello se reducía al hecho de que no había podido quedarse a jugar con el pequeño Kyojuro, en cambio; Rui se había burlado de él al decirle un simple "Adiós hermanito, suerte con la bruja mientras yo me divierto jugando con Kyo"

Se cruzó de brazos a la espera de que Nakime se decidiera si comprar el kilo de man­zanas o la caja de sopa instantánea, pues resultaba que cada producto tenía un increíble descuento. Estaba desesperándose al notar como su madre se tardaba demasiado en es­coger. Nakime tal vez lo hacía a propósito, secretamente se divertía al observar todas las expresiones en el rostro de su hijo.

La noche anterior había hablado con su esposo durante la cena, cuando los pequeños subieron a su habitación para descansar. Conversaron acerca de la graciosa actitud que sus hijos empezaban a tener después de conocer al pequeño Kyojuro. Al parecer ese niño causaba muchas emociones positivas en ambos pelinegros. Rui lo veía con admiración, casi como si lo considerara otro hermano mayor. Hakuji en cambio lo miraba de otra forma.

No sabía definir de qué manera lo hacía.

Aunque algo sí era seguro, tanta sobreprotección sobre el pecoso ocasionaba que su mente imaginase muchos escenarios de Hakuji regresando de la escuela tomado de la mano del rubio. Sin duda alguna necesitaba tomar una foto de eso.

𝟏𝟗𝟖𝟗; 𝐇𝐚𝐤𝐮𝐣𝐢 𝐱 𝐊𝐲𝐨𝐣𝐮𝐫𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora