- 07 - La academia.

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"My bones will bleach
My flesh will flee,
So help my lifeless frame to breath,
And god knows I'm not dying but I bleed now."

Uno pelea dos batallas en la vida.
Uno contra el mismo.
Y el otro contra los demás.

***

Amelia indagó más acerca de el lugar, la cantidad de soldados, las cámaras en el establecimiento, y un cierto azabache quien al parecer, era un soldado más en aquel lugar.

Amelia reprimió una carcajada ante la expresión de el azabache. Su ceño fruncido, mientras dedicaba una mirada de asco hacia los cadetes haciendo mucho jaleo en las mesas.

Amelia dejó escapar una pequeña sonrisa, y no pudo evitar guiñarle el ojo. La expresión de el hombre hizo que Amelia quisiera reírse aún más. El de cabellos azabaches arqueó una ceja, una mirada de sorpresa tan imperceptible que Amelia casi ni lo notó.

Se volteó, rodando los ojos en molestia, como si la mera presencia de la chica allí le irritase.

- ¡Andrea! - exclamó Marco. Amelia tardó en darse la vuelta, ya que todavía no se había acostumbrado de el todo a aquel nombre.

- ¡Marco! - respondió Amelia, sonriéndole. - Que bien que hayas podido entrar.

Marco asintió, una amplia sonrisa adornando su rostro. Portaba el uniforme de policía, su cabello peinado hacia atrás con gomina y se hacía notar la presencia de sus mejillas sonrojadas.

- Que buena impresión diste el otro día. - comentó, y Amelia se rio incómodamente. Cuando llegaban las situaciones en donde se veía obligada a aceptar un cumplido no sabía que hacer, entonces optó por la risa forzada.

- Gracias. - agradeció Amelia, y desvió la mirada hacia los otros soldados. Algunos se encontraban borrachos ya a primera hora en la mañana, y otros estaban demasiado cansados como para murmurar ni una palabra, hincando sus codos sobre la mesa y escondiendo su rostro entre ellos.

A Amelia le llamó la atención una mujer en concreto, de gafas y cabello lacio. Poseía una sonrisa radiante, y una risa contagiosa, capaz de alegrar el ambiente con tan solo su presencia. Era la misma mujer quien le deseo suerte antes de que hiciese las pruebas. Ella, al notar la mirada de alguien punzando su cuello se volteó en busca de Amelia.

- ¡Anda pero si eres tú! - exclamó la mujer, y en los más breves momentos, se encontraba cara a cara con Amelia. Parecía haber volado de un extremo de la habitación a otro en segundos. - ¡Que bien que te hayan elegido!

- Todo por su suerte. - respondió Amelia.

Ella hizo un gesto con su mano restándole importancia. - Por tus habilidades, que he de decir, están a la altura de el enano.
Amelia frunció el ceño, confundida por las palabras de la mujer. No sabría decir si la estaba insultando o no.

- ¿Quien es el enano? - preguntó Amelia, en un susurro, como si estuviese preguntando algo prohibido.

- ¡Ay! ¿No le conoces todavía? En cuanto veas a alguien con cara culo y que te mire siempre con el ceño fruncido, ese es el. A veces pienso que va a envejecer antes, por todas la arrugas que le van a salir por su cara de amargado.

THE LYING GAME. | Levi Ackerman x OC.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora