- 08 - El hombre de el poker.

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"And I can't sleep cause' thoughts devour
Thoughts of you consume."
- War of hearts.

***

Quizá es mejor así, con mi mente perdida. Quizá así consigo mi sanidad. Quizá así consigo olvidarte.
Nuestras almas están unidas por un hilo imaginario,
destinadas a sufrir de este olvido.
De esta perdición, de esta locura.
Estamos destinados a volvernos locos.

***

A Amelia se le hacía difícil ver a ese hombre, sentía que se conocían se desde hace mucho, y ella sabía que sus caminos habían cruzado antes. Y aunque intentase con todas sus fuerzas recordar su pasado, se le hacía imposible. De vez en cuando, le surgían imágenes vivas de escenas que habían ocurrido a lo largo de su vida. Amelia, incluso escribía todos estos acontecimientos, para prevenir el olvido de ellos.

Sin embargo, en ningún momento, en ningún acontecimiento, este hombre había aparecido. A excepción de sus sueños. Aquellos sueños en el bosque encantado, cuando era niña una vez más. Aquel niño, que poco a poco se volvió el protagonista de ellos. Aquel cabello azabache, mirada perdida y sombría. Sus ojos grisáceos, llenos de emoción pero que carecen de ilusión alguna por la vida. Ojos que han visto demasiado, lo indebido y lo prohibido. Ojos que han visto las impurezas más cueles de el mundo.

Amelia se alejaba de el escenario con un nuevo sentimiento trepándole por el pecho. Una emoción extraña, y un sentimiento de el cual le habían privado todo su vida.

La esperanza.
La esperanza de poder recordar.

Esto era más que un simple trabajo, y mientras ella estuviese allí, haría todo lo posible por saber su vínculo con ese hombre. De poder conocer su pasado, de anhelar todo aquello que pensaba que no merecía. Y quizá, solo quizá, en un futuro, poder vivir.

Si seguía viva para entonces.

Amelia subió las escaleras de el establecimiento, en busca de su despacho. La verdad, es que se le hacía difícil pensar que ella hubiese tenido un vínculo con el, una amistad, un algo, cualquier cosa con el. Amelia pensaba que aquel hombre era de lo más desagradable, e incluso se atrevía a decir que ahora, quizá si le odiase un poco. Odiaba el hecho de que el tuviese más fortaleza que ella, que sea más fuerte que ella. Odiaba sentirse vulnerable, cuando estuvo en su presencia, no pudo evitar sentir el flaqueo de sus piernas, el acelero de su corazón, el revoltijo de mariposas que la enfermiza.

No entendía esto, cosa que era de esperar, pero jamás pensó, que perder la memoria, perder aquellas memorias poco a poco, a un paso tan ralentizado provocaría un dolor horrible. El dolor de no poderse ni ver en el espejo, de no poder reconocer ni su propio apellido. De no poder conocer su historia.

Amelia se detuvo en frente de su puerta, y alzó la mano para tocar.

- Adelante. - se le escuchó decir.

Amelia abrió la puerta y allí le encontró, sobre su mesa, escribiendo sin parar. El silencio reino entre ambos, y Amelia no supo que hacer.

- ¿Necesitas algo? - ella preguntó, al notar que el no tenía ninguna intención de hablar con ella. El levantó la mirada, y arqueó una ceja.

THE LYING GAME. | Levi Ackerman x OC.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora