Los días previos a las fiestas de diciembre se forma todo un ajetreo en el centro de la ciudad. La gente busca de manera desesperada el regalo perfecto para sus seres queridos. En el mall, se arma un desorden por querer tener (a última hora) el outfit ideal. Y ni qué decir de los supermercados, los cuales nos tienen haciendo largas colas para pagar los productos que hemos comprado para la cena, entre ellos, el tan ansiado pavo.
Mi familia no es ajena a esta celebración de la Navidad. Sigrid empieza a preparar desde temprano la cena de Nochebuena. Estefano se encuentra en casa de Narel, ayudando con los preparativos para la cena de ellos; mi padre se encuentra en su habitación haciendo Dios sabe qué y yo también estoy en la mía, acostado sobre la cama para hacer acopio de la energía que necesito para afrontar este día.
Hasta el año pasado, esperaba con ansias este día y, en especial, la llegada de la medianoche. Sin embargo, este año no sucede lo mismo. No siento esa emoción de recibir visitas en casa, ni mucho menos de dar el abrazo acompañado de un «Feliz Navidad». En busca de una respuesta a mis bajos ánimos, tomo mi almohada y me aferro a ella, abrazándola lo más fuerte que puedo mientras empiezo a sollozar de la nada.
Vale, tal vez no sea de la nada. Quizá el motivo son todas las emociones que he venido acumulando desde estas últimas semanas. La escuela, el tratamiento de Christhoper, lo triste que se puso cuando se le cayó el cabello y la diferente Navidad que pasará este año en el hospital, gracias a la leucemia. Puede que mi bajo estado de ánimo sea el reflejo de todo eso.
Toda mi vida he pasado la Nochebuena en casa. No ha habido ninguna oportunidad en la que haya tenido que salir. Sin embargo, hoy hay otra alternativa: pasarla en el hospital. Mi corazón está dividido. No quiero fallarle a mi familia en esta noche especial del año, pero tampoco me agrada la idea de pasarla bien, mientras que Christhoper tiene otro ambiente festivo en la habitación de un hospital.
Mi padre tiene conocimiento sobre esto y lo ha dejado a mi libre decisión. Aún faltan seis horas para las doce y tengo que decidir rápido para marcharme antes de que el tráfico aumente en las avenidas. Bajo al salón principal, donde mi padre se encuentra sentado en el gran sofá, redactando algo en su laptop. A su lado, Nieve está sumergida en una profunda siesta y con una patita colgando hacia el suelo.
—¿Ya decidiste? —pregunta cuando me siento a su lado y la cachorrita levanta la cabeza para verme. Le acaricio su barriguita.
—Aún no.
—Nicolás, ya te dije que puedes ir. No hay problema, además, aún tienes el almuerzo de mañana. Podemos compartir eso juntos.
—Es que es la primera vez que la pasaré lejos de ustedes —explico.
Papá me da un vistazo rápido.
—Y quizá haya una segunda vez. Tal vez por trabajo, o cuando te cases y te inviten a la cena de Nochebuena en casa de la familia de tu esposa.
ESTÁS LEYENDO
Solo de los dos, Christhoper © [Completa ✔️] #PGP2024
Novela JuvenilNicolás Arnez se encuentra muy seguro de algo: debe ocultarle a su familia que le gustan los chicos. Es amante de los canes y ha decidido disfrutar de sus últimos días de vacaciones ayudando en el refugio de animales de la ciudad, antes de iniciar e...