Capítulo XXX

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La noche estaba avanzando así que luego de aquel acto nos dirigimos hacia su moto en un silencio abismal.

-Puedes enfermar- caí en la realidad cuando sentí una chaqueta que había puesto en mis hombros, al parecer la tenía guardada en la motocicleta.

-Gracias- afirme la chaqueta mientras me sostenía nuevamente de él.

Las calles estaban totalmente vacías, salvo a algún hombre que caminaba en las aceras, Leon había manejado tranquilamente y sin prisa, como si no quisiera llegar nunca a algún lugar. Deje caer mi rostro en su espalda cansada mientras admiraba las estrellas de esa ciudad tan contaminada, los edificios se me hacían cada vez menos conocidos, pero de un momento a otro ya estábamos dentro del estacionamiento de otro edificio.

Sin decir nada nos bajamos y caminamos hasta el ascensor, cuando observé de reojo que sacaba una tarjeta y ahí es donde caí en cuenta que estábamos por ir a su apartamento, mis nervios regresaron y mis manos sudaban, el solo pensar que estaré en su cuarto me da escalofríos.

-Tú primero- escuche sus palabras, parpadee al observar que la puerta de su departamento estaba abierta.

-Gracias- articule adentrándome a aquel lugar, rápidamente logre divisar un pequeño bar, un ventanal sin contar que su colonia parecía estar impregnada en cada rincón del lugar-Es lindo- solté sin pensar.

-Gracias- paso de largo tomando rápidamente un bóxer tirado por la cama, reprimir una risa al observar esa acción- ¿Te apetece un trago o algo? - carraspeo la garganta acercándose al minibar.

-Claro, empezar con un Jack Daniels no estaría mal- solté sentándome en una de las sillas.

-A la orden- fingió ser un bar tender y me sirvió el trago de una manera exagerada logrando que riera.

-Y bien, agente estrella, ¿algún consejo para una bebedora primeriza? - ambos reímos.

-Una vez entras a este mundo es imposible salir- soltó mirándome pícaro.

-Creo que tomare el riesgo- me incline dejándolo estático por mi insinuación- ¿Vives lejos de la ciudad eh?- hable levantándome con el vaso en mano, mientras recorría el lugar observando una que otra decoración refinada y costosa.

-No me gusta estar tan cerca del trabajo- habló imitando mi acción.

-No me digas que coleccionas estas cosas- hable emocionada al notar los discos de vinilo.

-Un poco anticuado lo sé...

-Qué dices, esto es lo más hermoso que he visto- le interrumpí mientras pasaba mis dedos por aquellos discos y sus llamativas ilustraciones- ¿puedes reproducir alguno?

-Claro- tomo con sutileza uno de ellos mientras lo colocaba en el toca discos de una pequeña mesa, la música empezó a sonar y cerré los ojos disfrutando el ambiente- ¿me concedes esta pieza o está esperando a su pareja?- reí aceptando su mano.

-Pues, creo que mi pareja llegara tarde- hable siguiéndole el juego.

-Pues ese hombre es el más afortunado de tenerle- dijo mientras nos movíamos al compás de la melodía.

-Y yo tengo mucha suerte de tenerle- ambos reímos mientras disfrutábamos el momento.

-Sabes que esta noche te ves muy hermosa- al escuchar esas palabras mi corazón dejo de latir.

-¿Y ya te dijeron que tú te ves guapísimo?

Narradora

Leon acercó sus cuerpos dado que la melodía ahora era más suave y tranquila, algunas risas y toques sutiles formaban parte de aquel baile, el rubio cerro los ojos intentando grabar todo en su mente para recordarlo las veces que fuese necesario.

Desde esa noche //Resident Evil// Leon S. Kennedy y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora