Desde esa noche //Resident Evil// Leon S. Kennedy y tú

Capítulo XXXIV

Pov _____

Estaba leyendo todos los informes sobre los casos, al parecer experimentaron con un sinfín de personas, retrocedí dispuesta a irme, pero un gruñido me obligó a detenerme, mis ojos se dirigieron lentamente hacia arriba, ahí se encontraba una extraña criatura, mi cuerpo se paralizó al recordar que en Raccoon visualice uno igual, mi respiración se volvió pesada, sentía mi propio sudor recorrer el arco de mi espalda, mientras observaba aquella cosa bajar por una de las paredes, retrocedí con el objetivo de no llamar su atención, pero una lata sonó a un metro de mí, lo siguiente que vi fue aquella bestia soltar su lengua de manera grotesca hasta el lugar del ruido, mis ojos estaban totalmente abiertos, desenfunde lentamente mi arma apuntando a aquella cosa.

Lo siguiente que pasó es que todo mi cuerpo fue halado hacía atrás mientras me tapaban la boca, trate de forcejear, pero me detuve cuando sentí el olor a la colonia característica de él, luego de que su agarre se suavizara, voltee observando como ponía su dedo sobre sus labios, indicando que guardara silencio, asentí para salir junto a él por aquel pasillo, caminamos sigilosamente, pero de pronto teníamos otra de esas cosas frente a nosotros.

-¡Abajo!- Leon gritó cuando aquella cosa soltó su lengua hacía nosotros, y de un disparo limpio lo derribó.

Nuestras respiraciones eran agitadas, lo mire mientras este me tomaba de los hombros para abrazarme, sentía su corazón palpitar vívidamente, mientras que yo reaccionaba y lo envolvía con mis brazos.

-Vamos, salgamos de aquí- le escuche decir para encaminarnos nuevamente hasta el punto de encuentro.

El frio me colaba los huesos, estábamos esperando el helicóptero sobre el mismo edificio del cual habíamos salido horas antes, mi vista solo seguía los movimientos impacientes de mi esposo, el cual caminaba y trataba de contactar al equipo de extracción.

-¿Cómo te encuentras?- mi atención fue interrumpida por Helena quien se sentó a mi lado.

-A decir verdad, muy cansada- hice una mueca.

-Estamos igual- ambas reímos- y dime, ¿Kennedy al menos fue romántico con su propuesta? - hizo hincapié en mi anillo.

-Digamos que fue conciso y directo- ella se horrorizó.

-No me digas que este rufián ni siquiera te invito a comer- habló ofendida, acción que me hizo reír.

-Estamos muy ocupados como para tomar vacaciones- reitere volviendo mi vista hacia a él.

-Vaya, pero no significa que ambos estarán en esto hasta que envejezcan- habló provocando que un escalofrió pasara por mi cuerpo.

-De qué hablas- reí notalmente afectada, pero ¿y si es cierto? ¿Leon y yo tendremos tiempo para nosotros después de todo?

(...)

Narrador.

Era fin de semana y para suerte de ambos estaban libres, la pelinegra se levantó y realizó el desayuno, llevaba una camiseta holgada, específicamente la del rubio, mientras terminaba de preparar todo, escuchó como unos pasos se acercaban a la cocina.

-Buenos días- soltó ronco mientras depositaba un beso en su cabeza.

-Buenos días- sonrió mientras lo tomaba del brazo para que se sentaran a desayunar.

-Es demasiado bueno para ser verdad- soltó de repente el rubio.

-¿El qué?- la chica llevó el primer bocado de comida a su boca.

-Despertarme con la vista de mi esposa y no con una llamada de la DSO- mencionó provocando que la chica riera.

-En ocasiones quiero dejar el trabajo- habló la pelinegra haciendo una mueca- pero luego recuerdo que necesito sobrevivir y se me pasa.