Capítulo XXXVI

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Una semana había pasado, ambos se habían separado, Leon decidió tomar una misión de seis meses, mientras que la chica había solicitado unas vacaciones y sorpresivamente se las habían concedido, claro que las primeras semanas se las paso llorando y encerrada en su cuarto, pues claro que se había dado cuenta que él había tomado una misión de seis meses lo que suponía que ambos no se verían y lo ultimo que hicieron fue pelear.

-Claire- habló la pelinegra por la línea.

-¿Qué sucede?- escuchó la voz tranquila de su amiga al otro lado de la línea.

-¿Puedes traerme pastillas para el dolor de cabeza?- mencionó mientras se sobaba la cien.

-¿Has comido algo?- preguntó la contraria preocupada.

-No he comido nada, pero siento una migraña horrible, además de debilidad.

-Seguramente no te estas cuidando por pensar en ese idiota.

Al cabo de unas horas la pelirroja llegó con los medicamentos y un poco de comida.

-¿Sabes que te amo cierto?- la pelinegra se levantó a husmear lo que su amiga había comprado.

-Esas pastillas son para la migraña- se las extendió- pero come algo antes de tomarlas- saco ciertos ingredientes para cocinarle algo.

Luego de un rato el olor a comida recién preparada inundo las fosas nasales de la pelinegra pero tan pronto como el olor llegó su estómago se revolvió obligándola a correr al baño.

Claire frunció el ceño, apagó la estufa y se dirigió hasta el baño donde escuchó arcadas, posterior dio dos golpecitos a la puerta.

-¿Qué tienes? ¿Estás bien?.

Minutos después ambas se encontraban sentadas en el suelo del baño esperando la respuesta de la prueba de embarazo.

-Esto nos confirmara si tienes anemia o no- habló la pelirroja nuevamente.

-Deja de decir eso, seguramente estoy enferma, no es la primera vez que me pasa- aseguró mientras mordía su pulgar.

Posterior a unos minutos que para la pelinegra fueron como horas, los resultaros salieron, sus ojos quedaron perplejos, estaba embarazada, tapo su boca asustada, no podía creer que eso le había pasado, tenso todo su cuerpo divagando en sus pensamientos, pero sus hombros se relajaron al sentir el tacto de Claire, quien la atrajo con un abrazo.

-Oye, sabes que estaremos contigo, y te apoyaremos en cualquier decisión que quieras tomar- recalco, provocando que la pelinegra empezara a sollozar, ya no aguantaba toda la carga en sus hombros.

-¿Claire que haré?- se separó un poco sorbiendo su nariz.

-¿Lo tendrás?- preguntó mientras acariciaba su brazo.

-Si- se recargó en la pared- pero no le diré nada a Leon.

-Pero, tiene derecho, es el padre- habló la pelirroja.

-Un padre que no quiere hijos- habló mirándole- no quiero que se acerque al bebé solo porque se sienta obligado a estar a su lado, asumiré el cargo y lo criare sola.

-Pero no podrás ocultárselo para siempre, ¿o si?

-Todo a su tiempo- soltó respirando hondo- por el momento no quiero que su trabajo se vea influenciado por esto.

Tres meses

La chica se encontraba arreglando el cuarto del bebé, sentía cierta nostalgia, pero no podía recaer, frunció el ceño al observar el manual de instrucciones de la cuna, bufó tratando de descifrarlo, pero el timbre interrumpió su lectura. Caminó hasta la puerta, segundos después sintió como la atrapaban en un abrazo casi asfixiándola.

Desde esa noche //Resident Evil// Leon S. Kennedy y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora