Boca lasciva

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Inféctame el veneno de tus labios
mordiéndome en el cuello y susurrándome al oído;
y hagámonos el nido en una fragua de tormento
donde incubar cadáveres de siervos de Cupido.
Esboza tu maldad con una tímida sonrisa,
que el fuego maquiavélico me quema más deprisa.
Hagamos panteón con nuestros versos de suicidio,
y de los pícaros lamentos
la comedia de este insidio.
Juguemos a ser presas, aunque seamos dos vampiros
tatuándonos las almas con cincel de unos caninos;
grabando ese despecho con sutiles aforismos
de un psicópata romance
entre mil besos incisivos.
Odiémonos por siempre, que esa es cura del olvido;
y tengamos pues, cada uno, nuestro corazón partido.
Seremos dos trofeos más allá de la lujuria,
cicatrices en memoria
adrede: amor que vive herido.


Expresión de una psicopatología mediante versos neuróticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora