Caminos de siembra

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De las semillas del amor brota la vida
pero ésta corre en un cronómetro a su entierro.
Aún en la pena y en la entrópica desdicha
que la suerte pierde en tientos
a veces libra uno condena.

En ese génesis que nace en la conciencia
trazando el rumbo en los caminos de la siembra,
el alma es libre de armadura
hasta que brotan hierbas rudas
y uno toma la guadaña antes de tiempo.

Y cuando el niño es el verdugo de sí mismo
labra su tierra con la sangre de su hastío,
en madrugadas con escarcha
que hacen hielo de esas lágrimas
que atrás se hicieron fósiles de olvido.

Por eso abraza a aquella anciana calavera
que siempre estuvo ahí empujando hacia el destino,
en el ocaso, cosechando la experiencia,
quizá para hacer memoria
y dar fe en un último juicio.

Expresión de una psicopatología mediante versos neuróticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora