Tejados para sentarse

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En un asiento sobre el cielo me abro el alma
al horizonte que me tapan las montañas.
Entre medias, aún resiste tierra fértil
en la que siembran sus sudores
los que quedan que la labran.

Sobre ese viaje en los railes de nostalgia
se hace una bruma más allá de la mirada,
viendo el futuro en camposantos de cemento
donde rudo silba el viento
que entre los chopos cantaba.

¡Han abatido a la legión de espantapájaros
que, aún calcinados, las cosechas custodiaban!
Y aunque pelearon como bravos espartanos
ahora yacen sobre trapos
en la vega de Granada.

Y sin más gloria que éste adiós vil, contemplando
aquí en un trono sobre unas tejas de barro,
tomo en mis ojos una eternidad instantánea
para cuando las paredes
le hagan sombra a los tejados.

Expresión de una psicopatología mediante versos neuróticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora