Capítulo 26: Empieza la fiesta.

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Los personajes aquí nombrados no son de mi autoría. Créditos a sus respectivos autores. Yo sólo soy un fan, que escribe esta historia para entretener a otros fanáticos.

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Broly despertaba de un plácido y relajante sueño. Se levantó y al ver que Aiko seguía en la cama, fue al baño y se higienizó como debía.

Luego, fue a la cocina para preparar un desayuno para los dos.

Como vio que el tiempo le sobraba, corrió algunas sillas del comedor y se colocó en pose de loto.

—Sin duda, sin ira, sin ego... —repetía en su mente. Pero entonces, la tostadora indicó que el pan estaba listo. Broly se levantó del suelo, acomodó las sillas y volvió a su labor como creador del desayuno.

Luego, al ver que su madre seguía en la cama, decidió salir a contemplar el clima de ese día en la ciudad.

Allí un vecino le pidió ayuda para levantar algunas cosas pesadas.

Broly aceptó y con facilidad levantó cosas que el vecino creía imposible cargar por sí mismo.

—Vaya... Si que eres fuerte muchacho —dijo el hombre adulto, halagando al adolescente.

Minutos después, el chico había vuelto de un suave trote por los alrededores del lugar.

Cuando entró a su apartamento, se encontró con que su madre por fin había despertado. Aunque aún podía notarse que la mujer se cuestionaba si estaba en la realidad o en el sueño.

Broly sólo sonrió y entró de nuevo al baño para ducharse.

Ya en la mesa, Aiko llegó un poco más radiante que hace unos momentos atrás.

—Buenos días, mi pequeño gran Broly —dijo ella, besando la cabeza de su hijo.

—Hola, mamá. Parece que tuviste un sueño algo pesado —observó Broly.

—Si... La jornada laboral de ayer fue muy agotadora. Pero está bien... al menos podré ver a mi niño en traje para su baile —habló la mujer, con ojos soñadores y haciendo movimientos de caderas algo exagerados.

—Cualquiera pensaría que tienes problemas mentales —dijo Broly algo apenado por las acciones de su madre.

—Y dime... ¿la invitarás? Creo que las cosas ya se resolvieron, ¿no? O es que... ¿aún te quedan dudas?

—No mamá, yo... —Broly se hizo consciente de las palabras de su madre—. Eso es... Mamá eres la mejor —dijo Broly. Esta vez él se puso de pie y beso la cabeza de su madre.

Esto parecía sacar un sentimiento de amor profundo en Aiko, y no, no era un amor incestuoso como cualquiera podría pensar si la veía, era más una felicidad, quizás algo exagerada, de una madre que es reconocida y mimada por su hijo.

Broly tomó su mochila, algunas prendas, se ató el cabello, se puso sus aretes. Se colocó la pulsera que Sam le regaló, y luego, fue por el collar que tenía la foto de su abuelo en él.

—Ya me voy, mamá. Hoy tengo que ir a entrenar, pero volveré temprano. Te amo, adiós...

El joven salió de su habitación, y a la hora de llegar a la escalera, usó el barandal como desliz de una forma perfectamente equilibrada. Al punto que, el único vecino que lo vio, quedó con la boca abierta.

—Oh... Buenos días, señora Johnson —saludó el chico.

—Eso es bastante peligroso, jovencito.

—Claro... Pero sólo si dudas que eso pasaría...

(...)

En Cobra Kai, Silver estaba golpeando el saco, hasta que Kreese le avisó que ya era hora de la clase.

Broly x Cobra KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora