Broly x Cobra Kai

Capítulo 29: La final.

Los personajes aquí nombrados no son de mi autoría. Créditos a sus respectivos autores. Yo sólo soy un fan, que escribe esta historia para entretener a otros fanáticos.

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La primer pelea de semifinales de la categoría de chicos, iniciaría con Demiyari y Miguel.

El ecuatoriano estaba seguro de sí mismo.

—Miguel... ten cuidado con sus patadas —advirtió Johnny.

—Si, sensei.

Miguel entendió y fue hasta la colchoneta azul.

El presentador dio pie a la entrada de ambos semifinalistas.

Demiyari observó a sus sensei.

—Llegó la hora.

—Sólo trata de terminar rápido con esto —dijo Kreese a su alumno.

—No... Muéstrale a ese Broly lo que le pasa a los que te desafían. Entra en su mente y desestabilízalo —ordenó Silver.

Demiyari sonrió e hizo una reverencia.

Miguel esperó a su oponente, quien llegaba hasta el puño dorado, sonriendo y haciendo tronar sus dedos.

El réferi hizo que ambos lo saludaran y luego que se saludaran entre ellos.

Demiyari mantenía su sonrisa, mientras Miguel estaba serio y adoptaba su pose de combate.

—Pelea con todo lo que tengas —dijo el peli~verde, mirando de reojos a Broly, quien se dio cuenta de su mirada.

—No se saldrán con la suya —comentó Miguel.

—¡Peleen! —dio orden el réferi.

—¿Qué no me saldré con la mía? —Demiyari comenzó a reír.

Miguel dio un golpe de puño y luego lanzó una patada frontal. Pero Demiyari esquivaba todos los golpes.

Cuando tuvo la oportunidad, tomó una patada de Miguel y le golpeó la rodilla con un movimiento rápido y fuerte.

El chico Díaz gruñó de dolor, y quedó expuesto a la patada de 360° que Demiyari le dio en la cara al chico.

Miguel cayó sin frenos hacia el suelo.

Johnny se alarmó por esto y quiso subir a la colchoneta, pero fue detenido por sus alumnos.

—Punto... Demiyari 1 a 0.

Díaz se levantó como pudo. Aún se sentía aturdido por el golpe.

Lo único que pudo ver fue la sonrisa diabólica de Demiyari.

En el público, Carmen y Rosa Díaz se preocuparon por el chico.

Broly, por su parte, era provocado a enojarse nuevamente. Lo sabía por las miradas que Demiyari le echaba de vez en cuando.

—No caigas en su juego —advirtió Roshi a su alumno.

Broly apretaba con fuerza su pantalón, tratando de no subir a la colchoneta para terminar con lo que podría ser una masacre.

De nuevo, ambos chicos se prepararon para el segundo asalto.

Una vez indicado el inicio, Demiyari comenzó el ataque. Miguel pudo defenderse gracias a lo poco que aprendió de Miyagi-Do. Además, acortó la distancia para que el peli~verde no lanzara patadas.

Pero ahora habían otro problemas... los puñetazos.

Demiyari tenía un juego corto muy bien adaptado. Al punto que, incluso si sus puños eran bloqueados, el dolor quedaba marcado en los brazos de Miguel.