DÉCIMA PARTE

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¡Bonjour!

¡Buena lectura!

A Bernarda le hervía la sangre al ver a Inés y lo que le resultaba peor aún, era que ella se involucrara en los asuntos de la familia.

- Vete de aquí, esto no te incumbe -ordenó furiosa.

Para su sorpresa, Inés se plantó frente a ella diciendo.

- Me voy si Kassandra o Victoriano me lo piden.

Bernarda suspiró pesadamente, optando por ceder ya que había un problema más importante aún.

Victoriano seguía sosteniendo a Eduardo del cuello, luchando por no explotar y derribarlo a puñetazos.

- Por favor, suéltalo -rogó Inés, tocando ambos hombros del doctor.

El coraje de Victoriano fue disminuyendo conforme Inés le hablaba con suavidad hasta que por fin soltó a Eduardo.

- Tenemos que hablar -pidió Eduardo con los ojos llenos de lágrimas- por favor, Kass.

Kassandra asintió, pidiendo que llamaran a la mujer que se acababa de presentar en la casa. Hablarían los tres a solas para luego informar la decisión que tomarían.

Inés y Victoriano abrazaron fuerte a Kass, antes de dejarlos solos.

Claro que se llevaron casi a rastras a Bernarda que no estaba de acuerdo con nada.

Los tres fueron al comedor, donde el resto de la familia murmuraba acerca de lo acontecido.

- ¿Qué fue lo que ocurrió? -preguntó Victoriano.

- Lo sabrías si hubieses estado aquí -susurró Bernarda- no hace falta ser adivino para intuir que estabas con esa.

Victoriano ignoró a su madre y se acercó al resto de sus familiares.

Fue allí donde se enteraron que una mujer apareció, presentándose como una ex pareja de Eduardo. La gente de servicio la dejó pasar ya que creyeron que se trataba de una invitada más y bueno, cuando encontró a Eduardo y frente a todos en el comedor dijo tener un hijo con él.
Y allí fue en donde se desató el caos, Kass comenzó a gritar y Bernarda los llevó hasta la sala para intentar salvar la situación.

Eso era todo lo que se sabía por el momento.

Al terminar de escuchar las noticias y notar la mirada de algunas personas en ella, Inés se sintió incómoda, así que en silencio salió del comedor dirigiéndose hacia el patio trasero.

Bernarda la siguió, por supuesto.

- ¿Cómo tienes el descaro de volver, no te fue suficiente con todo el daño que causaste en mi hijo? -la increpó.

- No se haga la desentendida, Bernarda -Inés decidió enfrentarla- fue usted quien me llenó la cabeza de ideas absurdas para que me aleje de su hijo.

- De absurdas de no tienen nada -contraatacó la mujer- yo solo te dije verdades y sigo sosteniendo que no eres digna de estar con mi hijo.

Inés rió ante el comentario de Bernarda. En otras circunstancias estaba segura que se quebraría, pero ahora, luego de confirmar que Victoriano la seguía amando y que había esperado por ella no había nada que lograra desarmarla.

¿QUIÉN ME HA ROBADO EL MES DE ABRIL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora