PRIMERA PARTE

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¡Bonjour!

¡Buena lectura!

Argumento: Inés no la estaba pasando nada bien, su matrimonio había sido un completo fracaso y lo que empeoró su situación fue el cáncer que la atacó de manera desprevenida, haciendo que su vida se vuelva un infierno. Cuando todo parecia perdido, en un día cualquiera de abril, Victoriano Santos apareció para hacerle saber que no siempre tu primer romance o matrimonio significa ser "tu felices por siempre" o "tu amor para toda la vida".

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Abril del 2015:

Mientras la fuerte lluvia, azotaba la casi desierta ciudad abarrotada de nieve, Inés Huerta conducía su automóvil lentamente por la carretera.

- ¡Maldita sea! -gimió al frenar y notar que sus ruedas patinaban sobre el escurridizo asfalto.

Si no moría por el cáncer terminaría muriendo en un accidente, pensó sin lograr concentrar su atención en la sinuosa avenida.

Restaba un corto trayecto para llegar al hospital y eso la preocupaba. No le apetecía tratar ni consultar con su nuevo oncólogo, quería al doctor Grant de vuelta.

- Justamente se te ocurre morir cuando más te necesito, hijo de puta -dijo para si misma, cuando aparcaba en el estacionamiento.

Con manos temblorosas activó la alarma del automóvil para luego emprender, paraguas en mano, camino hacia la recepción.

Cualquier persona que la viera pensaría que Inés poseía una fuerza monstruosa.
Vestida con una blusa azul de tirantes, un anorak café, pantalón negro combinado con botas de tacón nude, deambulaba con la mirada alta, pisando muy segura como quien nunca supo del temblor.

Su impecable atuendo iba acompañado de un pañuelo gris adornando su cabeza carente de cabello a causa de la quimioterapia.

Hace poco más de un año que batallaba contra el cáncer de mama que la atacó en el momento menos esperado, al igual que su divorcio que la tomó más desprevenida aún.

Todavía no lograba digerir que el detonante de la fuerte ruptura de su matrimonio con Loreto Guzmán haya sido la detección de su enfermedad.

- Inés Huerta, adelante -llamó amablemente una enfermera arrastrándola de vuelta a la realidad.

Cuando pasó delante de la mujer inclinó ligeramente la cabeza a modo de saludo, le costaba ser amable, bastante.

Una vez dentro de la reducida pero confortable sala, tuvo el "honor" de conocer a Victoriano Santos.

- Bienvenida, señora -saludó cómodamente sentado en una silla tras su escritorio.

Inés le echó una mirada rápida, era un hombre de más de treinta años, tenía el cabello bastante largo y de un color negro azabache muy brillante.

- No creo que esto funcione -aseguró negativa- Lamento mucho haber provocado que pierda su tiempo...

- Siéntese -ordenó y al advertir que la mujer continuaba con la intención de marcharse volvió a decretar- Tome asiento, señora Guzmán.

- ¡Huerta! -lo corrigió con evidente enfado- Usted no me agrada, no me apetece permanecer aquí.

- Pues le recuerdo que es usted la que necesita de mí -aseveró apático- No pierdo nada si se marcha.

Inés soltó una débil carcajada, incrédula ante la actitud caradura del hombre. Hace mucho tiempo que no se topaba con una persona igual de procaz que ella.

¿QUIÉN ME HA ROBADO EL MES DE ABRIL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora