8. Sospecha

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Todo era un caos.

Mi papá me contó que sufrí un ataque de pánico. Sólo recordaba que estaba muy alterada y gritaba que no podía ser cierto.

Esa mañana fue muy difícil de tolerar. Mis padres estaban destrozados cuando fueron a reconocer el cuerpo. Mis tíos se encargaron de los trámites y esas cosas. La necropsia reveló que Aeris murió a causa de más de quince apuñaladas en el estómago y también tenía señales de estrangulamiento.

Su rostro desfigurado y ensangrentado estaba irreconocible cuando aquel hombre me mostró esas fotos que se quedarían guardadas para siempre en mi memoria. Su cuerpo estaba en el asiento del conductor recargado hacia atrás. Había demasiada sangre por toda su ropa y en gran parte del auto.

Era imposible olvidar algún detalle de las fotos. Cada vez que cerraba los ojos, esas imágenes se hacían presentes en mi mente, perturbando mi poca tranquilidad e impidiéndome dormir por las noches.

Todo me resultó tan extraño desde el momento en que dijeron que Aeris iba en un auto blanco. Ella no tenía auto, y el vehículo tampoco pertenecía a ninguna de sus amigas.

Parecía que nada encajaba en como sucedieron las cosas.

Yo no soportaba la carga emocional por todo lo ocurrido en estos días. No podía sacarme de la mente esa maldita nota. Estaba más que claro que la persona demente que cometió esa atrocidad quería perjudicarme, de eso no tenía duda.

Sospechaba que era alguien del instituto; con la actitud tan arrogante de Aeris, no me sorprendía que se ganara algunos enemigos. Siempre ví a Redfield como un pueblo demasiado aburrido y tranquilo, pero ahora me estaba mostrando un lado diferente que no conocía. Ya no sabía si sorprenderme por ello o no.

Ahora estábamos en el cementerio, viendo con lágrimas en los ojos como el cuerpo de Aeris era sepultado bajo tierra en un ataúd.

Estaba en medio de Nash y de mis padres. Mi mejor amigo me sujetaba de la mano y en ocasiones yo reposaba mi cabeza en su hombro.

Cada cierto tiempo miraba con desconfianza hacia los lados, como si el asesino o asesina de mi hermana estuviera presente. Lo cual era ilógico, porque eso sólo pasaba en las películas.

No había tanta gente, sólo estaban Gemma y Lina, las dos mejores amigas de Aeris. Mis tíos, el señor Evander y Lainer, y algunas amistades y clientes de mis padres.

Pero aún así sentía una sensación extraña. Y luego de no encontrar nada raro me convencí de que era "normal", o el hecho de tener tantas cosas en la mente me estaba poniendo paranoica.

Algunas personas se despidieron con un abrazo y se fueron, hasta que sólo quedamos nosotros. Al salir del cementerio, Nash me dió un fuerte abrazo y me dijo que me llamaba más tarde.

Regresamos a casa totalmente agotados. Nadie pronunció una sola palabra. Mis papás se dirigieron a la cocina, yo no sabía que hacer o que decir. No sabía como afrontar esto, así que sólo subí a darme una larga ducha relajante.

...

No había logrado conciliar muy bien el sueño. Toda la noche dí muchas vueltas en la cama y sólo conseguí dormir dos horas.

Ya había amanecido. Era otro día más. Habían pasado dos días de la muerte de Aeris y aún no superaba la forma en que me desperté esa mañana. Tampoco superaba su muerte. Todo me seguía pareciendo tan irreal.

Bajé las escaleras con pereza para dirigirme a la cocina. Me dolía la cabeza, pero tenía miedo de tomar una pastilla. Últimamente me causaban miedo los medicamentos.

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