Había pasado una semana. Volví a las clases y todo ese ambiente me daba vibras de que todo volvía a ser como antes, que todo volvía a la normalidad.
Ojalá que así fuera y no me estuviera equivocando.
Afortunadamente todo transcurrió normal aquella tarde en la que Nash y yo regresábamos de espiar al individuo ese. Eso significaba que el tipo no nos vió. Por lo que dijo parecía que él y otra persona estaban involucrados en asuntos peligrosos.
Nash y yo llegamos a la conclusión de que esos tipos tenían algo que ver con lo que me pasó en el club, pero aunque ellos fueran los culpables no teníamos manera de comprobar nada, por eso es que ya había comenzado a olvidar todo eso. Nash no dejaba de culparse, a pesar de que yo ya le había dicho un montón de veces que no fue su culpa. Pero él seguiría con lo mismo.
Las cosas en mi casa estaban mal, mis papás seguían dolidos y tristes, apenas y me dirigían la palabra. Yo trataba de entenderlos, pero también me afectaba su falta de interés hacia mí.
Justo hoy saliendo de clases retomaría el trabajo de niñera de mis primos. Necesitaba estar rodeada de alegría y buenas energías, y que mejor que mis pequeños primos para eso.
La mañana estaba transcurriendo muy lenta para mi gusto, apenas me encontraba caminando por los pasillos para dirigirme a la cafetería. Como todos los días, los recuerdos me envolvieron al entrar a la zona. No había nada que me evitara recordar el espectáculo de aquel día en el que Aeris me tiró malteada de chocolate.
A veces creía que el tiempo se detenía e increíblemente me transportaba hacia aquel día. Pero eso no era posible.
Fuí por mi comida y me senté junto a Gemma y Lina. Ya habíamos cambiado de mesa, ahora nos sentábamos en una esquina del lado derecho. Ellas se habían vuelto muy cercanas a mí, éramos como una especie de amigas.
-¿Estás segura?
-Sí, lo ví hace rato.
-¿Y qué haremos? No he estudiado nada -dijo Lina.
-Tendremos que repasar algo en lo que nos queda del receso.
Lina rodeó los ojos.
-Por eso odio el colegio y todo lo que tenga que ver con estudiar.
Sonreí ante aquel comentario y fruncí un poco las cejas.
-¿De qué hablan? -no pude evitar preguntar.
-Gemma dice que tendremos examen de física en la próxima clase -se quejó Lina-. Creo que no lo aprobaré.
-Ni yo -se unió Gemma.
-Que horrible, no quisiera estar en su lugar.
Seguimos platicando y riéndonos de las cosas que se nos ocurrían. Cuando fuí a tomar otra papa frita de mi plato, me dí cuenta que ya me las había terminado. Hice una mueca porque me había quedado con hambre.
-Bueno, Luara. Desgraciadamente nosotras nos tenemos que ir a nuestro salón.
-Suerte con el examen -solté una risita.
Lina puso una cara de: «auxilio, sálvame» mientras Gemma se la llevaba casi a rastras.
Me quedé un rato más ahí sentada, no quería pasarme el resto del receso en el salón. Nash brillaba por su ausencia, a veces comía junto a él, a veces no. En ocasiones desaparecía entre el instituto y me era difícil encontrarlo.
No supe cuánto tiempo faltaba para que el receso terminara, así que me lo tomé con calma y caminé sin prisa hacia el baño. Después de salir dí una vuelta por todo el instituto, eso hacía varias veces cuando estaba aburrida.
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Enigma ©
Teen FictionEn un aburrido e insignificante pueblo llamado "Redfield", habita una adolescente llamada Luara. Su vida gira en torno a su vecino Lysander, el chico del que ella aseguraba estar enamorada desde hace tres años. El problema era que Luara no tenía n...