Capítulo 12| Celos

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— ¿Todo bien? —preguntó Tina en el almuerzo— Te ves feliz.

— ¿Yo? Estoy igual que siempre.

— Sí claro, pregúntale a tu misterioso hipo y la sonrisa que te cargas —apuntó Eliza con gracia.

— Bueno vale. Reconozco que estoy feliz porque terminamos el taller con Danilo, así podré descansar mis oídos —una mano hizo aparición frente a mí, era el señor Brown esperando que la chocara.

— Totalmente de acuerdo, pensé que no lo iba a soportar.

— Ay, cómo pueden ser tan insensibles —lloriqueó Eliza—. No sé qué será de mi vida de ahora en adelante.

El señor Brown la miró ofendido mientras Tina reía en silencio. Vanessa se mantenía distante de la conversación con mirada desdeñosa.

Terminamos de almorzar y horas después nos dirigimos al aula donde sería la penúltima sesión con Danilo. Eliza caminaba con un aire de drama casi de película, a su lado, el señor Brown pisoteaba con molestia. Tina me miraba curiosa intentando descifrar si la situación me causaba tanta gracia como a ella. Sin poder disimular, terminé carcajeándome junto a ella.

— Bienvenidos a nuestra penúltima sesión —dijo Danilo con una sonrisa.

Llevaba una camisa de seda estampada que dejaba ver parte de su pecho, un pantalón claro y unos mocasines. Se veía más varonil que de costumbre y eso sacaba suspiros en más de una de las mujeres presentes.

Algunos lloriqueos se escucharon en toda el aula cuando el instructor recordó que pronto dejaríamos de verlo.

— Esta sesión la usaremos para despejar dudas y adelantar el trabajo que estarán exponiendo la tarde del viernes. Así que adelante, pueden ponerse a trabajar e iré pasando puesto por puesto a responder preguntas.

Saqué mi laptop e intenté pensar un poco en qué podía hacer para la exposición, pero la idea de que Alain había despertado no me dejaba concentrar. ¿Cómo estaría Amelia?

Al fondo vi cómo algunas aprovechaban el espacio con Danilo para hacerle preguntas indiscretas o acercársele más que de costumbre. Él parecía incómodo y en algunos momentos, avergonzado. Pobre, no lo envidiaba en absoluto.

Comencé a trabajar de a poco en la planeación que debíamos entregar. Se me ocurrieron algunas ideas para hacerlo de manera más dinámica y entretenida. En cuanto me concentré, el tiempo pareció volar, las ideas fluían con facilidad impulsándome a teclear sin parar.

Estaba feliz, no podía negarlo, estaba feliz de que Aiden volviera a ser el mismo, de que volvía a molestarme con sus burlas y de que me había llamado en la mañana para avisarme de que su hermana había despertado.

— Señorita Holmes —llamó alguien con acento portugués.

— ¿Sí?

— ¿Puedo ayudarle en algo? —al recaer en la pregunta hizo una mueca que me hizo reír— Pregunta incorrecta, lo siento. ¿Cómo va con la planeación?

— Bien. No he podido avanzar mucho —admití—, pero así voy.

Un sonido parecido a una alarma resonó en el aula. Se había acabado la sesión de ese día.

— Bueno parece que hemos terminado por hoy —se dirigió a toda la clase—. Nos vemos el viernes con sus planeaciones listas. Han hecho un trabajo excelente. Señorita Holmes, como usted es la única que falta por socializar sus adelantos espéreme unos segundos. No creo que el señor Evans se moleste por unos minutos de retraso.

La gente empezó a salir apresurada del aula mientras Eliza me miraba haciendo puchero. El señor Brown se acercó a ella y tomándola por la mano se alejaron hacia la salida también.

Nuestra Canción| #2 Serie CrespoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora