Prólogo

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El aeropuerto de Nueva York era un caos. Había gente caminando de un lado para otro, gente corriendo para no abordar tarde y otros como yo que solo esperábamos nuestra maleta.

No me di cuenta en qué momento había perdido a mi compañera de viaje, quedándome sola y sin mi equipaje. Decidí irme por lo seguro y esperar hasta que mi valija negra con ruedas apareciera entre las cintas.

A la lejanía alcancé a verla entre muchas otras que ya eran identificadas por sus respectivos dueños. Pero mi móvil me impidió seguirle la pista.

— ¿Dónde estás? Estaba muy preocupada.

— Lo siento, el grupo de coreanos me distrajo. Estoy en las cintas, olvidé mi maleta.

— Ya los demás tomaron transporte para ir a la residencia. ¿Te espero?

— Adelántate, tomaré un taxi después.

— ¿Segura? No quiero que te pierdas en tu primer día en el extranjero.

— Lo dices como si fueras la más experta.

— Que lo soy.

— Ya. No te preocupes, tengo la ubicación. Te llamo en cuanto tome el taxi.

Estiré el cuello intentando interceptar de nuevo mi equipaje, por suerte estaba cerca de mi posición. Me acerqué a paso rápido y la tomé por una de las agarraderas, se me heló la sangre cuando el contacto con el material sintético que esperaba fue reemplazado por un tacto suave y tibio.

Me giré con sorpresa, frente a mí un hombre claro de cabello castaño me miraba con los ojos de par en par. Retiré mi mano a la velocidad de un rayo.

— Lo siento —dijimos al unisonó. Me sonrió e imité su gesto por inercia, tenía una sonrisa contagiosa.

Bajó la mirada por un segundo en el que bajo la maleta de las cintas. Cuando subió sus ojos hasta los míos noté el color peculiar que tenían.

— Creo que me equivoqué de equipaje. Perdone.

— A lo mejor yo lo hice. Mi maleta es idéntica.

— ¿Tiene alguna marca característica? —algo pareció hacer click en su cerebro.

— Revisemos la etiqueta de pasajero.

Buscamos la etiqueta asignada a cada pasajero. Los números concordaban con el mío.

— Es el mío.

— Lo siento —se disculpó apenado. Levantó la vista y pareció identificar la suya—. Creo que esa es la mía. Aquí tiene.

Dejó la maleta en mis manos y caminó hasta la suya con cierta parsimonia, como si esto lo hiciera cada día. Me quedé inmóvil observando su recorrido hasta la maleta oscura que efectivamente era idéntica a la mía, acomodó su cabello que por el movimiento se había despeinado y miró hasta mi dirección, al darse cuenta de que seguía allí, sonrió y se acercó.

¿Por qué no me había movido? El atractivo desconocido tenía un aire despistado e infantil que me resultaba encantador, no intentaba parecer sensual o enigmático como la mayoría; era él, nada más.

— Sí, es mi equipaje —concluyó—. ¿Vienes o vas?

— ¿Ah?

— Aquí a Nueva York —aclaró.

— Ah... Vengo. ¿Y tú?

— También, aunque solo por unas horas.

— ¿Horas?

— Trabajo.

— Ah, entiendo —a estas alturas no tenía idea de qué decir. Así que opté por la salida rápida—. Bueno, debo irme...

— Ok, que disfrutes aquí.

— Gracias —di media vuelta dispuesta a continuar mi camino.

Conocer gente. Pasarla bien.

Cierto, ese era mi objetivo y debía empezar desde ya.

— Por cierto —me volví hacía él, que me observó curioso—, soy Cristina.

— Aiden —dijo acercándose con su mano extendida.



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¡Bienvenidos a esta nueva aventura!

Parece que las cosas no se han terminado para Phoebe y Aiden. Prometo muchas sorpresas en este recorrido. 

¡Solo siéntense y disfruten!

PD: Si eres nuev@ por aquí debo aclarar que esta es la segunda parte de la Serie Crespo. La primera parte se título "Píntame". Puedes encontrarla por aquí debajo en el enlace que te dejaré.

https://www.wattpad.com/story/109428742-p%C3%ADntame-1-serie-crespo

Gracias por leerme.

Nat.

Nuestra Canción| #2 Serie CrespoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora