Capítulo 16

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Aves del paraíso cazando bajo la luna nueva

Koga: Desde entonces ya han pasado 7 años desde la ida de Moroha, 4 años desde que Yawaragi no me envía una carta informando la situación y 1 año desde...

Inuyasha: ¿desde qué?

Koga: desde que encontramos el cadáver de Yawaragi.

Inuyasha: ¿y Moroha?

Koga: Aún la estamos buscando.

En un arrebato de ira, Inuyasha golpeó el suelo con todas sus fuerzas, dejando un profundo agujero en el terreno. El impacto del golpe incluso hizo que la montaña temblara con fuerza como si fuera un terremoto. Recobrando la conciencia de lo sucedido, percibió la caliente y pegajosa sangre que chorreaba de sus nudillos, pero eso no lo perturbó en absoluto.

Inuyasha: No te mató a golpes por Ahome y Moroha, por mis chicas.

Inuyasha gruñía con una mirada de rabia y un sentimiento de pérdida profunda, antes de marcharse sin más palabras, ni siquiera para oír las advertencias de Koga.

Koga: ¡Ten cuidado! hoy es luna nueva

⛰️🌑⛰️

Mientras esto sucedía, Towa estaba tratando de imitar el salto impresionante de su tío, saltando de un lado a otro de forma rápida. Aunque la joven tenía mucha experiencia saltando entre edificios, el hecho de que su tío pareciera moverse con una gran agilidad la llevaba a sentirse un tanto frustrada. Estaba claro que seguía siendo una principiante en comparación con el. Después de varios intentos frustrados, Towa decidió sentarse y relajarse un rato. Al instante, la niña notó que su cabello iniciaba un extraño cambio. Antes de ser un suave color blanco, pasó a ser negro, y empezó a crecer un poco hasta la altura de sus hombros. Nuestra protagonista al sentir está reaccion vio la luna sin ninguna clase de brilló y se desespero bastante.

Towa: No,no,no ¡Luna nueva Nooooo!

Ahí mismo un grupo de aves demonios las cuales eran presas de un insaciable hambre, se lanzaron a cazarla, con las alas azules como el cielo extendiéndose sobre sus cabezas. Mientras Towa corría por la distancia, una figura veloz y blanca se detuvo justo a su lado. Era un joven demonio lobo, con el pelo rojo y el cuerpo cubierto de un magnífico pelaje blanco. El joven levanto sus garras y con un solo movimiento partió a la mitad a un par de aves mientras que las demás emprendían su huida.

Towa: Muchas gracias por salvarme.

Después de decir esas palabras con una sonrisa hizo un gesto de gratitud con una pequeña reverencia pero eso hizo que el joven lobo se lanzará hacia ella con un puño cargado de energía, como si quisiera agredirla. Towa, desconcertada, cerró los ojos y esperó lo peor.

Yusei: Maldito cuarto demonio, ya verás...

Finalmente, Yusei se detuvo justo antes de golpear a Towa, pues cuando estaba a punto de hacerlo también le agarró la túnica. En ese momento, notó que el olor que desprendía era distinto al del cuarto demonio, y su aspecto era levemente diferente.

Yusei: No eres ella, parece que las humanas huelen similar.

Yusei estaba sin reacción, como si su cuerpo estuviera encajado en un bloque de hielo. Había estado esperando ver a Moroha, y ahora, todo era tan confuso y distinto a lo que había previsto. Pero, antes de poder hacer cualquier comentario, sintió un dolor punzante en la cara. Towa había golpeado su rostro con todas sus fuerzas.

El legado de las tres princesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora