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Ꮺ ָ࣪ nuevos amigos 𓂃

Si las cosas terminaban siendo como las planteó Jisung, una guerra estaba por desatarse y la introducción de las drogas al país solo era el inicio.

Jeno estuvo muy atento a los mensajes que pudieran llegarle de la oficina, alguna propuesta de ese Jiang Chen o algún mensaje de Iksoo o Hun. Ya saben lo que dicen, debes tener a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca.

De tanto estar dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño por la noche, decidió levantarse muy temprano y ponerse a preparar el desayuno.

–¿Papi? – La pequeña entró a la cocina.

–Hola, mi amor. – Se acercó y se puso a su altura.

–¿Po qué no me espellaste? – Preguntó con un lindo puchero.

Jeno se abofeteó mentalmente.

–Princesa, de verdad discúlpame. – La abrazó. –He estado muy distraído, lo siento.

La pequeña se alejó para poder verlo y puso una de sus manitas en la frente de su padre.

–¿Estás enfemo?

Jeno tomó su manita y dejó un beso en ella.

–Yo espero que no. ¿Ya te lavaste los dientes?

Chaewon negó.

–Entonces vayamos a que te laves los dientes. – Bajó el fuego de la estufa y tomó a su pequeña de la mano.

Llegaron al baño y la subió a su banquito, le preparó el cepillo y se lo extendió. La niña lo miraba en espera de que él también tomara su cepillo para así lavarse los dientes juntos.

–¿Por qué no comienzas? – Preguntó Jeno al ver que lo miraba atenta.

–No has tomado tu cepillo, papi. – Le recordó.

–Oh, es porque yo ya me lavé los dientes. – Dijo sin darse cuenta.

Chaewon frunció el ceño.

–¿No me espellaste?

Jeno se volvió a abofetear mentalmente.

–Yo... Volveré a lavarme los dientes contigo.

Tomó su cepillo y le colocó la pasta para volver a cepillar sus dientes. Miró atento a su hija quien en todo momento mantuvo su ceño fruncido.

Volvieron a la cocina y Jeno terminó el desayuno, preparó la mesa y comenzaron a comer.

Esta vez la tele no estaba encendida y Chaewon no había hecho ningún esfuerzo por encenderla o por pedirle a su padre que le pusiera las caricaturas.

–¿Estás bien? – Preguntó Jeno preocupado.

Chaewon negó.

–¿Qué te ocurre, corazón? – Acercó su silla a ella.

–Papi Nono ya no me quiede. – Sus ojitos se llenaron de lágrimas.

–No, no. – Se alarmó el hombre. Su hija no solía llorar por lo que no tenía mucha experiencia con calmar sus llantos. –Mi amor, ¿porque dices eso?

–Bajaste y te lavaste los dientes sin mí. – Talló sus ojitos.

–Chaewon, no... – La tomó en sus brazos. –De verdad lo siento. Prometo que no volverá a pasar, ¿sí?

–¿Me quiedes? – Balbuceó la niña en su pecho.

Jeno la acomodó de manera que pudiera ver su carita.

–Lee Chaewon, te amo desde el primer minuto que te tuve en mis brazos. No pienses que no te quiero porque papi se pone triste. – Hizo un puchero. –¿Tú me quieres?