«Señorita Borbón»

"Arder"

"¿Alguna vez alguien te ha hecho sonreír hasta doler tus mejillas?"

Las comisuras de Leonor se estiraban en una revoltosa sonrisa al recordar las palabras de su prima hace unos años. Ella en ese momento con el alma rota de ser rechazada no sabía como responder y decidió quedarse callada, pero ahora, con mucha certeza podía decir que si, que si tenía a esa persona que le hacia doler las mejillas de tanto reír por su culpa, esa misma persona que en ese momento causó su debilidad e impotencia. Leonor ya tenía 17 y había madurado, ya no era la misma niña de antes que se dejaba caer por cualquier golpe de la vida. Leonor ya era alguien fuerte, aunque ese lado persistía en quedarse.

Sumida en sus pensamientos más la música que sonaba a través de sus auriculares, no logró escuchar la puerta abrirse. Y una alegre Noah entrar cautelosamente.

—¿Qué haces?—intentó ver lo que Leonor pintaba con bastante concentración en un cuadro, más no vio ni un poco porque la distraída al percibirse rápidamente tomó y escondió la pintura fresca detrás de ella.

—¡¿Qué haces tu?! ¿No sabes tocar acaso?—La Borbón trató de disfrazar sus nervios bajo una tenue capa de molestia hacia la otra chica.

—Vamos.. ¿no vas a enseñarme?—Noah avanzó con una sonrisa maliciosa, y Leonor retrocedió.

—¡No!

—¡Vamos!

Leonor suspiró.— Noah, por favor.. es... Íntimo.—Noah rió.

—¿Ahora se supone que haces dibujos heroticos en cuadros?—Se siguió riendo con burla, Noah era mala manejando pláticas.

—Claro que no, por Dios, soy una princesa, una santa.—Noah oprimio una risa.

—Ajá, lo que digas, princesita promedio, me lo vas a mostrar por las buenas, ¿o a las malas?

—¿Por qué princesita promedio?—Noah se encogió de hombros.

—No eres tan bonita.

Leonor la miró indignada, fingiendo que eso no le tocó más que el orgullo.

—Creí que no eras de esa gente que hacía de menos a las personas por su físico.

—¿Eso que tiene que ver? Además...—la apuntó—no me cambies de tema.

—Te iba a mostrar la pintura luego de terminarla pero por decirme esto, olvídate.—a Leonor en serio se le habían ido las ganas de continuar.

—Oye, sabes que es broma, no se porque te lo tomas tan a pecho, ¿tengo que ponerte frente a un espejo para que te des cuenta? Creí que habías mejorado tu autoestima.

Tu fuiste quien lo arruino..

—¿Por qué no solo te vas a perder el tiempo por ahí como siempre?

—¿Insinúas que solo me la paso perdiendo mi valioso tiempo? Ya veras Leonor—la princesa corrió con el cuadro pegado a su pecho cuando Noah divertida empezó a seguirla por la habitación.

—¡Ya basta, Noah. Arruinaras la pintura!

—¡Discúlpate!

La más alta, Noah abrazo a Leonor antes de caer en el suelo sobre la alfombra, entonces algo tronó.

—¡Noah!—el cuadro se había roto entre sus cuerpos, Noah se alejó con una cara asustada.

—Perdón...

Leonor con sus ojos cristalizandose se levantó y salió del cuarto con la pintura que le había costado empezar hace días.

Eso no había sido nada más que el comienzo de Noah.