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—¿Así que terminaste con tu novia?—Leonor preguntó con una mirada indiferente, cruzada de brazos y contra la pared del oscuro pasillo, lo único que iluminaba ahí era una tenue luz al fondo.
Si ni siquiera había notado su presencia, estaba sumergida en mis pensamientos con un cigarrillo a medias entre mi dedo medio e índice, sentada en el rincón de aquel lugar.
—Si...—acaricie mi frente con mi otra mano.—Ella piensa que la engaño contigo.—tome una calada.
Ella soltó una risilla burlona.—¿Y eso es mentira?
—Se supone que no tenía que enterarse, ¡maldita sea, Leonor! ¿Como lo supo?, es obvió, tenias que ser tu...—bufé sin mirarla.
—Beth, ya no estaba siendo lo mismo de antes últimamente.
—Claro que no lo ha sido cuando tu enredas los sentimientos con lo que tenemos.—mi respiracion empezó a descontrolarse.
Leonor frunció el ceño.
—¿Enredar sentimientos? Tu dijiste que dejáramos fluir lo nuestro.—me puse de pie algo alterada y la enfrente, Leonor se enderezó en su lugar.
—Si mientras nada afectará a Isabelle.—la apunté cargándola de culpa.
La chica frente a mi apretó la mandíbula.
—¿Y entonces porque tu si pudiste afectar a Grabiel?
Solté una corta risa sarcástica.
—no es lo mismo,—me acerqué a ella—él no te ofrecía nada bueno como yo, no lo amabas,—acerqué mi cigarrillo a sus labios, abre la boca—ella lo hizo lentamente, sonreí de lado—tu me amas a mi,—susurre e
introducí un poco para que probara, tociendo casi al instante y empujandome un poco.
—No puedo creer que dañes todo por las jodidas calificaciones perfecta que Isabelle te ofrece.
—¿Ah si, princesita? ¿Puedes hacerlo tu? No digas estupideces, tengo suficiente en casa para estar perdiendo tiempo en el título que me espera en tres jodidos años.
—¿Tres años más pensabas estar con Isabelle y conmigo a la vez?.
Negué indignada.
—Sabes que cambio de novia cada cierto tiempo—Leonor rodó los ojos—de hecho tienes suerte de que ya llevamos más de lo que había acordado.
—Que afortunada me siento—Sonrió sarcásticamente.
—Deberías...—susurre sin mucha importancia, sonriéndole, algo en ella hacia no poder botarla.
—¿Sabes, Beth?—ella se alejó de mi, amenazando por irse—Eres una hipócrita, no buscas amar, solo quieres a alguien para poseer y controlar.
