RICHIE TOZIER. | amarnos tanto que el miedo se vuelva la segunda opción.
En donde Abygail McMiller vuelve a Derry luego de cinco años bajo el terrible miedo de perder a sus amigos.
O donde Richie Tozier se enamora perdidamente de su...
IMPORTANTE: Este capítulo contiene escenas de violencia explicita y muertes, tal y como se advierte en la presentación de esta historia. Ahora si, luego de advertirte de esto, disfruta de la lectura.
CAPÍTULO XV:
RECUERDOS
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Henry había comenzado a mecer la cuerda, mientras miraba a Abby con una sonrisa macabra. Poco a poco fue aumentando la velocidad, haciendo el vaivén de su mano más corto, logrando que la cuerda se tambaleara mucho más.
Abby sentía como la cuerda había comenzado a quemar sus manos, además de que el enorme miedo que sentía la hacía sudar sin control alguno.
Ella no lograba ver otra cosa que no sea a Henry a su al rededor, su terror había nublado cada persona, sonido u olor del momento y no podía pensar con claridad.
Observó hacía abajo, calculando que si caía ese sería su fin sin dudas. Seguramente caería de unos cuantos metros y se golpearía con las cosas, así que su cuerpo sería hallado prácticamente irreconocible. Si es que lo hallaban.
Poco a poco pudo sentir las voces que la rodeaban y los gritos de los chicos la sacaron del trance en el que se encontraba. Miró hacía el grupo y luego nuevamente hacía abajo. Suspiró y miró a Bowers, quien todavía la atormentaba con esa mirada penetrante. deseoso de ver la muerte de Abby.
— Debiste quedarte en el reformatorio, perra.—, Henry rió de forma tétrica.— Quizás así tus amigos no tendrían que presenciar tu estúpida muerte. Para tu suerte, serás la primera y no deberas ver a los demás morir.
Una nueva risa de Henry y un nuevo tambaleo en la cuerda. Abby cargó aire en sus pulmones y miró a Bowers de forma desafiante.
— Mala racha, Bowers.
Abby soltó sus manos de la cuerda.
Cayó por un par de segundos que a los perdedores se les hicieron eternos, mayormente para Richie quien soltó un desgarrador grito.
Abygail pudo ver las manos de los perdedores intentando agarrarla, pero ella las ignoró por completo.
Tenía otros planes.
A unos pocos metros más abajo de la alcantarilla donde los perdedores se encontraban, más a la izquierda, se encontraba una gruesa vara de metal que Abby había logrado ver. Sabía que necesitaba muchísima fuerza, pero era su única salvación.
La quemadura de sus manos ayudaron a que la chica se adhiriera a la vara, como si de un velcro se tratara. Abby miró hacía arriba, observando a Richie Tozier asomando su cabeza con una expresión totalmente dolida, para luego cambiarla al verla ahí, colgando.
